Gabriel García Márquez en Italia se sentía como en casa – Néstor Pongutá Puerto desde Roma (Italia) – #DomingosDeCuentoYPoesía

El 31 de julio de 1955 fue una fecha clave para la vida de Gabriel José de la Concordia García Márquez (1927-2014). Ese día, en un tren proveniente de Ginebra, (Suiza) llegó por fin a Italia.

Su obsesión por conocer esta nación europea se remonta a que un día en Barranquilla en un cine club vio dos películas del neorrealismo italiano: “Milagro en Milán” y “El ladrón de Bicicletas”.  de Vittorio de Sica y Cesare Zavattini: Esa manera de narrar historias con actores y escenarios naturales, dramatizando con ironía y magia la cotidianidad, embrujó  e inspiró  a Gabo.  Supo que esas películas se hacían en los estudios de Cinecitta de Roma y se propuso  conocer como fuera la llamada  “Fábrica de los sueños”.

Para convencer a su director que lo enviara a Roma, se apoyó en una información que, a pesar de su gravedad, podría ser el argumento de una novela propia de su imaginación. Llamó a Guillermo Cano y con gran convicción le dijo: “Tengo informaciones que el Papa Pio XII, Eugenio Pacelli, está muriendo debido a un fuerte ataque de hipo y es urgente ir a Roma a cubrir esa noticia mundial”. El director de “El Espectador” entendió el mensaje de García Márquez y en el verano de 1955 lo envió a la Ciudad Eterna a seguir los últimos momentos de vida del Papa Pacelli pero la verdad es que al Pontífice, aun le quedaban varios  años más de vida.

Ya en la capital italiana se dedicó a seguir las crónicas vaticanas, del cine y de misterio judicial.  Aunque solo tenía 28 años y apenas estuvo un poco más de año y medio, vivió intensamente la “Cittá Eterna”. Lo embrujaba su bullicio, su historia, la pasión de su gente, su cultura, el drama constante, el cine, el vino y la gastronomía, más si se trataba de un buen plato de  la sabrosa y sonora “pasta alla puttanesca”. Se hizo amigo de intelectuales, de periodistas, de altos prelados de la iglesia, gente del común e incluso de las prostitutas que rondaban por Villa Borghese. Le gustaba escuchar  sus historias y aventuras y en oportunidades hacía las veces de traductor con algún turista gringo descarriado.

Aprovechando su estadía en Roma, se matriculó al centro experimental Cineccittà, el lugar donde podría llegar a conocer a los padres del neorrealismo italiano, Vittorio de Sica y Cesare Zavattini. Su gran aspiración era especializarse en guion cinematográfico pero pocos días después se aburrió y abandonó sus estudios. Uno de sus amigos inseparables era el cantante lírico colombiano Rafael Ribero Silva quien además le abrió un espacio en su pequeño apartamento en  el barrio Parioli. Según narra Gabo en su cuento “La Santa”, éste era un privilegio, ya que mientras en París es un lujo tener un diamante de Tiffany´s,y en Londres poseer  un convertible y recorrer las calles de los barrios burgueses, en Roma el mayo lujo era tener un tenor como vecino. Todas las mañanas apenas aparecía el sol, Ribero abría de par en par  la ventana y entonaba las arias líricas de Verdi y Puccini, pero el momento más emocionante, según Gabo, era cuando llegaba al Do de Pecho y desde su jaula en el zoológico del parque romano a pocos metros de allí,  le contestaba el león con un estruendoso rugido, dando el mismo tono y entre los dos hacia temblar Roma.

En medio del encanto que le despertaba la cotidianidad romana, seguía su deseo de trabajar en el mundo del cine neorrealista italiano. Para García Márquez un buen método para  entender ese movimiento cinematográfico, consistía en observar un almuerzo de pobres, mientras la gorda y dictatorial  madre extiende un mantel de cuadros con remiendos,  le  sirve a sus nueve   hijos un  plato de macarrones fríos con un pedazo de pan y a su esposo un gran vaso de vino rojo.  Ella es la última en comer, con el  perro, y casi por ósmosis,  de un momento a otro le propina a cada niño, un sonoro   pescozón (palmada en el cuello), que según García Márquez, “sólo se puede ver en las buenas películas italianas.”

Gracias a su amistad con el director italo-argentino Fernando Birry, quien lo había sumergido en Cinecittà, logró subir uno de los escalones que podría llevarlo hasta la cumbre de su carrera cinematográfica: Fue contratado como tercer asistente de dirección en el rodaje de la película “Lástima que sea canalla” de Alessandro Blasseti, que tenía una  nómina de lujo: Marcello Mastroianni, Victorio de Sica y la diva de divas Sophia Loren a quien finalmente iba poder  conocer personalmente. Sin embargo, nunca logró ni siquiera estar cerca de ella ya que lo único que tuvo que hacer García Márquez durante el rodaje, fue sostener con fuerza una larga cuerda para evitar que los curiosos e intrusos arruinarán las grabaciones.

Esto en lugar de decepcionarlo lo llevó a entender mejor el neorrealismo e incluso después escribió la maravillosa crónica titulada: “la batalla de las medidas” donde las protagonistas eran la hermosa y refinada Gina Lollobrigida y la volcánica y esquiva Sofia Loren. Pero no solo era la talla de los sostenes la que definía esta disputa sino que se trataba de definir quién era realmente el ícono de la mujer italiana. Gina era correcta y adorable mientras Sofia era como un tsunami indomable e irreverente. Gabo supo plasmar la admiración, y devoción que sienten los italianos por sus personajes y al final dejo en evidencia que la indestronable y eterna musa del neorrealismo italiano  sería por siempre Sofía Loren quien alguna vez al ser preguntada cual era su secreto para conservar su belleza, respondió “Todo esto que ven, se lo debo a los espaguetis”.

Fue así que el neorrealismo italiano marcó su pluma como periodista y escritor llevándolo a afianzar el llamado Realismo Mágico. 12 años después en 1967,  luego de madurar y pulir su estilo, nació su obra cumbre “Cien años de Soledad”  que narra  la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en un pueblo imaginario llamado Macondo. Esta novela que ha sido traducida a 49 idiomas y ha vendido más de 50 millones de ejemplares, es considerada la obra cumbre de éste escritor colombiano que ganó el premio Nobel de literatura en 1982 y lo consolidó como uno de los escritores más reconocidos y leídos en el planeta. Un dato final, el primer idioma al cual fue traducida esta novela de Gabo fue el italiano y por eso cuando le preguntaban sobre Italia, García Márquez  siempre respondía “En Roma me sentía como en casa”

 

Biografía

Néstor Pongutá Puerto. Periodista boyacense que vive en Italia desde el año 2000. Conoció personalmente a Gabriel García Márquez en Ciudad de México. Ha trabajado en medios como Radio Super, Radio Vaticano,  RCN radio y televisión, Diario El Tiempo, El Espectador, CNN y W Radio entre otros. Durante su permanencia en Italia se ha especializado en el Vaticano y ha acompañado en diferentes viajes papales a Juan Pablo II; Benedicto XVI y Francisco. Ha escrito para Editorial Planeta los libros “Un tinto con el Papa Francisco” y “Las huellas del Papa Francisco en Colombia”. En 2005 con RCN ganó el premio de periodismo Simón Bolívar por el cubrimiento de la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI.


 

Los escritores interesados en participar en este espacio dominical, deben enviar sus trabajos a nombre del escritor, Fabio José Saavedra Corredor, al correo: cuentopoesiaboyaca@gmail.com. La extensión del trabajo no debe exceder una cuartilla en fuente Arial 12. El tema es libre y se debe incluir adicionalmente una biografía básica (un párrafo) del autor.

Los criterios de selección estarán basados en la creatividad e innovación temática, el valor literario, redacción y manejo del lenguaje y aporte de este a la cultural regional.

Todos los domingos serán de Cuento y poesía, porque siempre hay algo que contar.