Boyacá, además de ser una cantera del habla arcaica popular colombiana, es una bella región nativa-hispana de austeros y discretos hidalgos, que debe su nombre a los chibchas, quienes en su lengua así la denominaban, en lo que significa ‘cercado de las mantas’.
Ese cercado, lleno de riquezas, no solo naturales, sino las que dejaron los colonos y conquistadores en casas e iglesias, convirtieron también a Tunja, su capital, en “santuario y museo admirable de estilos, formas, tendencias y expresiones artísticas», según lo dijo Eduardo Torres Quintero.
En el idioma palpamos la sencillez humana de los boyacenses, la generosidad de su alma, la vehemencia de sus afectos y el discurrir apacible de su vida. Boyacá hace parte de ese elogio de Juan de Castellanos, “tierra buena, tierra buena, tierra que pone fin a nuestra pena, …, tierra para hacer perpetua casa, tierra con abundancia de comida, tierra de grandes pueblos, tierra rasa, tierra donde se ve gente vestida, y a sus tiempos no sabe mal la brasa; tierra de bendición, clara y serena, tierra que pone fin a nuestra pena”; una tierra con un sistema de costumbres, tradiciones, usos cotidianos, creencias, folclor y tradición lingüística propios.
Una tierra que posee su propio ‘subsistema’ lingüístico, una tierra que guarda, entre voces indígenas, también la tradición de los españoles cervantinos, que, unidos a los primeros, contribuyeron a la creación del español colombiano.
Una tierra que, a grandes rasgos, representa la persistencia del “sentimiento mágico-religioso, unido a la devoción católica; tierra de personas introvertidas y extrovertidas, agoreros, religiosos, tradicionalistas, fiesteros, laboriosos, emprendedores, aventureros, sencillos, taciturnos, machistas, honestos, hospitalarios, leales, aguerridos, decididos, inteligentes, parladores, troveros, amigos de la igualdad y la justicia y con un gran sentido de pertenencia a su pueblo y a su tierra”, como lo señaló Siervo Mora Monroy.
Es importante precisar que, nuestros boyacensismos están enmarcados dentro de la caracterización léxica del español colombiano, que nos permite ubicarlos así: a) Según la geografía, Andina; b) según la etnografía, cundiboyacense; c) según la sociología, cundiboyacense; d) según la superdialectología, andino o central; e) según la dialectología, andino oriental y, f) según la subdialectología, cundiboyacense.
En este Día del Idioma, de los 138 boyacensismos recogidos en el Diccionario de Colombianismos de la Academia Colombiana de la Lengua, me permito seleccionar una pequeña muestra de veinte términos para nuestros lectores:
Achicopalar tr. Coloq. Boy., Cund. Abatir el orgullo o altivez de una persona haciéndole sentir la propia superioridad o fuerza. / / 2. prnl. Abatirse, desanimarse.
Alepruz m. coloq. Boy., Cund., Sant. Muchacho inquieto.
Amenito adv. coloq. Boy., Cund., Stder., Tol. Sí, así sea, correcto (diminutivo de amén). ¿Le dieron tetero al niño? – Amenito, contesta la madre.
Bojote m. coloq. Lío, bulto, envoltorio, paquete. / / Boy., Cund. Persona gorda Pascual es un bojote.
Chivato m. 2. Cund., Stder., Boy. Referido del niño vivo, despierto, inaguantable. Es un chivato, le escondió la cartera.
Culiflojo, a adj. Cun., Boy. Pusilánime, inseguro.
Cuquera f. coloq. Boy., Cund. Referido a algo bonito, como una joya o una niña pequeña.
Destutanarse prnl. coloq. Boy., Cund. Romperse la crisma, descalabrarse.
Enchicharse prnl. Embriagarse con chicha. / / 2. Encolerizarse.
Guarilaque m. Cund., Boy. Aguardiente, licor fuerte. (Cualquier bebida embriagante, incluido el aguardiente, pero también puede ser cerveza o whiskey).
Jute m. Boy., Cund. Madera medio podrida.
Miquingo, a adj. coloq. Boy., Cund. Pequeño, apocado, mezquino. Juan se mostró miquingo con su regalo.
Perico m. coloq. Cund., boy. Café con leche servido en taza pequeña. / / 2. coloq. Ave.
Sacanza f. Boy., Cund. Acción y efecto de sacar algunos frutos de la tierra. (Se usa para la cosecha de tubérculos como papa y yuca).
¡Sumercé! Cund., Boy. Expresión de valor pronominal para la segunda persona de singular, empleada como tratamiento cariñoso y respetuoso, especialmente en la familia.
Tapanza f. Boy., Cund. Stder. En agricultura acción y efecto de cubrir con tierra la semilla.
Tejo / / a lo que dé el ~. Boy., Cund., Stder. fr. coloq. Con que se indica un grado máximo en la realización de alguna actividad. Haremos la fiesta a lo que dé el tejo. / / 2. Velozmente.
¡Toy! Boy., Cund., Llanos. Stder. Voz que, repetida, se usa para llamar a las reses vacunas.
¡Uisa! Boy., Cund., Llanos, Tol. Voz que se emplea para espantar a las gallinas.
Yegua f. coloq. Boy. Cund, Cabeza humana. / / 2. Persona de pocas capacidades mentales. Ser una yegua. (Ser bruto o torpe).
Lo dijo el maestro Guillermo Abadía Morales: “En este campo del lenguaje popular, Boyacá, junto con lo que queda de Cundinamarca sin sofisticar todavía, lleva una enorme ventaja a los demás departamentos por dos razones: primera, por haber sido la heredera directa de la lengua muisca, como que fue la cuna del gran imperio chibcha; y por la vida recoleta que ha llevado y que la ha preservado de todas las adulteraciones de la moda y del esnobismo cosmopolita. Segunda, porque en Boyacá encontramos una infinidad de voces castizas del siglo de oro español, que sin contaminarse han estado guardadas en la tradición oral de nuestros campesinos”.