El Convite de los animales es una cororronda en la que los mesmitos se ponen de juguetones con la palabra.
Entualito que uno la suelta, otro la apaña, y en esas se les va tuel santo día, dende la mañanitica hasta que llega la oscurana y los arropa, de to lo cual es testigo mano Juan Torbellino, el andante sabedor y memorista, que tuitirritico lo que atisba o lo que el óido le endilga, lo va entrojando en la móimora, pa compartilo por onde quera que se la pasa de mera garla y canturío, porque es de los que a cada nada vive aventando que:
La vida pa’ ser la vida
dos cosas deben tener,
risa tua la que le quepa
y canto a más no poder.
Y este cachijo es tan sintantica que, tando en una parlena, palabra que no topa al rompe en su jaldrica de indormias, áhi mesmo se la inventa pa’ no quedar en albis y seguile haciendo a la sisaca, us es en yaes que le llueven al centén pa tar siempre encomunando sus rescoldos y nefelibas, ora que pu’allí, ora que pu’allá o por acullá, y en saliendo de una, áhi les deja su bienteveo, y es en un pestaño que ya se topa en l’otra a su antojo y sin clineja que lo mánie; por algo siempre ta colgando de sobernal esta guabina:
Bonitas son tua las jlores,
bonitas siempre serán,
pero es mucho más bonita
la jlor de la libertá.
*Por: Jorge Velosa Ruiz
Para el especial Boyacá Sie7e Días. «Conmemoración Día del Idioma»