Sobre los espacios de reflexión – Carlos David Martínez Ramírez – #ColumnistaInvitado

Esta temporada suele ser aprovechada para el descanso, el turismo y el ocio, aunque posiblemente las actividades turísticas pueden verse limitadas por el cuidado sugerido y requerido, resulta importante pensar qué tanto tiempo se le otorga a la reflexión en estos días.
Por una parte, está la reflexión propuesta por las tradiciones católicas que invita a recordar los valores cristianos, la vida de Jesús y sus sacrificios, con rituales como el ayuno, el viacrucis, las procesiones, entre otros, que moldearon la percepción de varias generaciones, posiblemente más antes que ahora.
Por otra parte, hay espacios de reflexión que pueden ser aprovechados indistintamente de la religión que se profesa, indiferentemente de las implicaciones o las consecuencias prácticas, a pesar del rechazo que esta actitud reflexiva puede generar en algunos.
En una época en la que pensar con detenimiento se ve como una pérdida de tiempo, ya sea porque reflexionar no es lo mismo que producir o incluso como algo que detiene la producción, hay ejemplos claros de la violencia simbólica y directa contra el pensamiento reposado, tales como el término “pajazo mental” o algunos menos sutiles como un libro desparpajado sobre el pecho de un intelectual asesinado, enviando un trágico mensaje: “prohibido pensar”.
La reflexión no garantiza la inteligencia; no es lo mismo la necesidad de cognición (pensar sobre cualquier cosa) que el análisis (examen detallado de una cosa para conocer sus características o cualidades) o el pensamiento (formar ideas y representaciones de la realidad, relacionando unas con otras).
De cualquier manera, reflexionar es importante para lograr una verdadera vida (bios) que vaya más allá de la comprensión de las personas como trabajadores productivos dedicados a la mera subsistencia animal (zoe), incluso para cultivar valores como la caridad y la compasión, aunque algunos podrían señalar acá que se trata de valores verticales, también podemos hablar de valores horizontales como la solidaridad.

No todas las reflexiones nos llevarán a la acción, pero sí es importante pensar y ser reflexivos antes de actuar, para no caer en el sinsentido que a veces agobia la violencia y el olvido de los valores en el que muchos hemos caído.