Un boyacense es investigador del principal centro de estudios agrícolas del mundo

José Luis Lozano, es un científico tunjano que, a pesar de su brillante carrera, acaba de convertirse en referente en nuestro país, tras la nota publicada por el redactor de Ciencia del periódico EL TIEMPO, Nicolás Bustamante Hernández.

José Luis Lozano, es un científico tunjano que, a pesar de su brillante carrera, acaba de convertirse en referente en nuestro país. Foto: Archivo Particular

Lozano, ingeniero agrónomo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (Uptc), en Tunja, doble máster en agricultura orgánica y en fitopatología, y Ph. D. en nematología de Wageningen, agrega que, pese a su impacto en la salud alimentaria, solo alrededor del uno por ciento de los nemátodos han sido estudiados.

Tras casi dos décadas de investigación en nemátodos y otros parásitos, revela el completo reportaje, Lozano acaba de ser nombrado líder de investigación en la Universidad de Wageningen, en Holanda, una posición que pocos latinoamericanos han llegado a ostentar. Esta universidad ha sido clasificada como la mejor del mundo en agricultura y ciencias ambientales, según el QS World University Rankings.

“Nos queda el restante 99 por ciento por comprender, y nos toca controlarlos porque si no, no tenemos la papita”, afirma Lozano, quien sufrió en carne propia el embate de los nemátodos cuando atacaban los cultivos de su familia, en Boyacá.

Los nemátodos son una plaga que se cierne sobre las siembras y que, según cálculos del 2020, puede llegar a significar caídas hasta del 60 por ciento de la producción agrícola anual, lo cual se traduce en pérdidas económicas millonarias para quienes viven de la tierra.

Representan el grupo más abundante de animales en la Tierra: cuatro de cada cinco animales pertenecen a este grupo, y se calcula que hay 57 billones por cada habitante humano del planeta. Son organismos que en su mayoría cumplen funciones ecológicas importantes; por ejemplo, el control de otras plagas.

“Los hay también microscópicos, como los que afectan a las plantas. Aunque son diminutos, tienen neuronas y demás órganos de los animales, y resultan difíciles de estudiar por su comportamiento errático: comen cuando quieren, se reproducen cuando quieren y, además, tienen ciclos de vida extensos”, explica José Luis Lozano, el nieto de una familia de campesinos boyacenses, quien, tras varios años de investigación, es ahora considerado una de las principales autoridades del mundo en el estudio de los nemátodos parásitos de las plantas.

Lozano nació en Tunja, en 1979. Su familia estaba conformada por sus padres, Alfonso Lozano y Luz Marina Torres, y sus tres hermanos: Luz Ángela, Ximena y Camilo. Sus abuelos eran Luis Torres Solano, María Antonia Quintero, Bernardo Lozano y Alicia Figueroa.

Cuando José Luis tenía cuatro años su padre murió, y su madre, quien era profesora de biología de la UPTC, se hizo cargo de los cuatro hijos, mientras les inculcaba el interés por la ciencia. “Una de las primeras imágenes que recuerdo es estar frente a un estereoscopio viendo cómo funciona el corazón de una rana”, recuerda Lozano durante una conversación telefónica desde Holanda.

Lozano cuenta que sus abuelos maternos tenían una finca en el municipio de Boyacá, a 17 kilómetros de Tunja, a la que él y sus hermanos iban a colaborar durante los fines de semana y las vacaciones. Allí sembraban y recogían peras, manzanas, duraznos y hortalizas.

“De ahí nació mi amor y el de mi familia por el campo y por el campesinado; un amor profundo por un pueblo que, pese a sus restricciones económicas, es infinitamente generoso, con personas con inmensa calidad humana y que muchas veces no reconocemos, pero que son quienes nos proveen el alimento de todos los días”, dice Lozano con un marcado acento que delata sus orígenes boyacenses, no obstante llevar casi la mitad de su vida fuera de Colombia.

Todo este contacto cercano con la agricultura, explica en su investigación el periodista de EL TIEMPO, hizo que Lozano tuviera claro su plan de vida desde muy temprano. “A los 12 años ya sabía que quería ser ingeniero agrónomo”, sostiene. Fue así como, al terminar el bachillerato, entró a estudiar en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en su ciudad natal.

Desde el primer semestre, Lozano entró como practicante, bajo la supervisión de la profesora Clemencia Ávila de Moreno, al laboratorio GMBC, dedicado al manejo biológico de cultivos y los parásitos de plantas.

Cuando terminó la carrera, y después de haber pertenecido y liderado varios semilleros de investigación, Lozano se puso a buscar becas para hacer una maestría en agricultura orgánica o biológica.

“Tenía claro que nunca podría pagar por mis estudios en el exterior”, comentó Nicolás Bustamante a EL TIEMPO y continúa: Lozano finalmente se ganó una beca del Gobierno holandés y se matriculó en la Universidad de Wageningen en la maestría en agricultura orgánica, y al finalizar hizo otra en fitopatología y entomología.

Posteriormente empezó su doctorado en biología molecular de nemátodos, investigando sobre la proteína alérgeno-venenosa, una sustancia que producen todos los parásitos de animales, plantas y humanos, y con la cual suprimen el sistema inmune de sus huéspedes.

Logramos comprobar que la mayoría de los vegetales se defienden usando proteínas receptoras, que vigilan los pequeños cambios en las moléculas que muchos patógenos usan para causar enfermedades. Algo similar a una cámara de vigilancia colocada en tu casa para detectar el ingreso de los extraños»: Juan Lozano. Foto: Archivo Particular

Ese trabajo le sirvió para encontrar un gen en el tomate que le permite protegerse del ataque de los nemátodos. Gracias a esa investigación desarrolló una patente de mejoramiento genético que está siendo usada por las empresas agrícolas de Holanda para proteger los cultivos de tomates, uno de los productos agrícolas insignia del país, en donde un kilo de semillas puede ser vendido por el mismo precio que un kilo de oro.

En el 2014 terminó el doctorado, y en el 2015, Lozano obtuvo financiamiento del Consejo de Investigación Holandés (NWO) para seguir estudiando la percepción de dichas proteínas en las plantas.

Lozano trabajaba incansablemente para alcanzar su sueño de convertirse en profesor universitario en una de las instituciones académicas más importantes del mundo.

“En el 2020, mi mentor de investigación, el Dr. Geert Smant, del Laboratorio de Nematología de la Universidad de Wageningen, me invitó a concursar, y fui seleccionado como profesor asistente en interacciones moleculares planta-nemátodo, una responsabilidad muy grande porque esta universidad es la más importante a nivel mundial en la producción de alimentos y hace parte de los comités de seguridad alimentaria de instituciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)”, dice.

*Con información de EL TIEMPO