La energía solar, más que una alternativa, una necesidad apremiante – José Ricardo Bautista Pamplona – #Columnista7días

El sol es la más grande estrella del sistema y su función es entregarle al planeta tierra su luz.

Los expertos aseguran que la energía solar es un recurso limpio, renovable, que cuenta con una fuente inagotable y su impacto negativo en el medio ambiente es mínimo ya que no produce residuos, ni gases de efecto invernadero.

Es menester señalar que el sol no llega de la misma manera en todas las partes del mundo y de ahí la importancia que, quienes tenemos ese privilegio natural, lo aprovechemos para dosificar técnicamente sus propiedades.

En los últimos tiempos se ha hablado mucho de la energía solar y su reemplazo por la generación eléctrica convencional, porque este cuerpo celeste entrega, sin discriminaciones, su luz a todos los seres vivos sin costo, recibos, ni facturas mensuales y de ahí la importancia de sacar más provecho a este recurso para suplir una de las necesidades básicas del hombre, además de cuidar de manera cierta el planeta.

Pero, ¿cómo se puede convertir los rayos solares en energía eléctrica? Esa es justamente la manera que encontró el hombre para mitigar el impacto de la producción eléctrica artificial y utilizar los regalos de la naturaleza para una sana y adecuada explotación, buscando con ello beneficios, tanto para el bolsillo, como para el cuidado del medio ambiente; por ello se crearon los páneles fotovoltaicos, conformados por materiales y elementos que hacen que cuando los fotones de los rayos solares activan los electrones, éstos se mueven hacia cargas positivas para producir la tan apetecida corriente eléctrica con la que funcionan las máquinas, los electrodomésticos y se iluminan los espacios.

El sistema se traduce en la aplicación de páneles solares, formados por una especie de espejos parabólicos que atraen y absorben los rayos solares y los orientan hacia un punto particular, un tanque de agua que se calienta y por medio de mecanismos de suministro, llega a nuestras casas a través de la ducha, calefacción en general para las distintas formas de uso, e incluso para generar frio solar.

Las abuelas nos enseñaron que los bebés debían tomar el sol para acabar con ese color amarillo con el que nacen y entonces, a través de un filtro o ventana, se suele exponer a los niños a la luz del día dándole vuelta, como si se tratara de un asador primario, y es que justamente los rayos solares nos proporcionan la vitamina D, gracias a ella nuestro cuerpo puede producir calcio para el funcionamiento de los huesos que facilitan el movimiento, tanto de nuestros músculos, como del sistema nervioso.

Lo mismo ocurre con las plantas que requieren de los rayos del sol para realizar su fotosíntesis, manera como estos seres se nutren de la materia orgánica para mantenerse con vida y aprovechar los efectos del astro a través de la clorofila, proceso mediante el cual los humanos nos proveemos de oxígeno para sobrevivir.

Este somero resumen aprendido en nuestro paso por la escuela, es tan obvio y simple que su misma sencillez se convierte en todo un enigma a veces no fácil de entender, pero solo basta con mirar las maravillas de la naturaleza para asimilar un poco la perfección del universo creado por ese Ser supremo que gobierna de manera fascinante nuestra existencia.

Pero si sabemos de todas estas ventajas: qué es la energía más limpia, la menos contaminante, la más económica y que incluso la tecnología ha logrado que nos vertamos de ella por medio de flujos de acumulación y almacenamiento para aliviar en las épocas de invierno, entonces, ¿qué ha pasado con su masiva implementación en todos los territorios del país?, ¿porque no vemos la aplicación de esta metodología en pueblos y ciudades para mitigar el fuerte impacto en contra del medio ambiente que ocasionamos a diario y de paso contribuir con la economía de nuestros hogares, o qué decir de las grandes industrias donde se pagan millonarias sumas por conceptos de recibos y facturas, mes a mes, finalmente asumidas por los ciudadanos?

En los últimos tiempos los gobiernos de todo el mundo han aplicado medidas para fomentar el desarrollo de la energía solar y todo parece indicar que esta será la manera que tendremos que aprender, lo antes posible, para generar electricidad y seguir moviendo el universo, garantizando la supervivencia del planeta.

De ahí el ejemplo de países como China, Estados Unidos, Japón, India, Alemania, Italia, Reino Unido, Francia, Australia o Pakistán, este último que inauguró en año 2012 su planta fotovoltaica como uno de los proyectos que, tras su evolución y desarrollo, tiene una capacidad calculada de 1 GW, constituida en la más grande del mundo.

Colombia está ubicado en sitial de privilegio donde hay solo 13 países del mundo atravesados por la línea del Ecuador cuyo plano imaginario divide la tierra en dos hemisferios y una de las particularidades es que recibimos altas temperaturas permanentemente, ocasionadas por los rayos del sol, en tanto que regiones como la Guajira, el Desierto de la Tatacoa, e incluso la región del Sugamuxi en Boyacá, son las zonas que más reciben, de manera directa, los destellos de la mayor fuente de radiación y la Guajira, por replicar lo que dicen los conocedores, podría generar luz solar a todo el país.

Nuestro territorio cuenta con un gran potencial de energía solar, a diferencia del resto del mundo, e incluso un reciente estudio determinó a varias ciudades como propicias para la generación de energía solar por su ubicación geográfica y por recibir «horas sol día» en un promedio anual de 4.8 y 12 horas diarias como la Orinoquia, las costas y la región centro, incluso dice el mismo diagnostico que los valores altos de radiación se pueden alcanzar más fácilmente en superficies de ciudades como Tunja, Cali, Medellín y la capital de la república, por eso más de 900 proyectos se adelantan hoy en Colombia.

Muy oportuno resulta entonces que nuestros gobernantes, dirigentes e industriales locales empiecen a mirar seriamente este tema para entrar en sintonía con la actualidad del planeta y generar electricidad mediante la utilización lógica de este recurso que nos regala la naturaleza, más cuando existen empresas de acreditados resultados dedicadas a asesorar a los dirigentes en esta inminente tarea que, como otras cosas, en la vida «toca o toca» ya que para utilizar un lenguaje acorde, «no se puede tapar el sol con un dedo».

A reaccionar pronto porque como reza el adagio popular “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.