Vidas sin filtros – Carlos David Martínez Ramírez – #ColumnistaInvitado

Durante las primeras medidas de confinamiento era muy común los comentarios que aludían a la pérdida de la intimidad en el hogar por los requerimientos del trabajo.

Por un lado, estaban quienes renegaban de la injusticia de tener que asumir gastos como el servicio de internet, entre otros, cuando en una sana lógica, desde el derecho laboral, posiblemente estos gastos debían ser asumidos por el empleador; por otra parte, los más optimistas señalaban las bondades de ahorrar en transporte y otros egresos que surgían en la presencialidad.

Con relación a la pérdida de la intimidad en la vida familiar, hay personas que toman la situación con mucha tranquilidad y no sufren por las intervenciones de los menores de edad, ni por la visualización de las “miserias” del hogar.

Los expertos en tecnología o programas específicos ya conocían herramientas y utilidades para aplicar filtros, que distorsionan el fondo de la imagen o permiten situar imágenes prediseñadas o fotos durante una videollamada, algunos conocimos este tipo de aplicaciones sólo recientemente.

Jugando un poco a pasar de las herramientas virtuales a la vida real, vale la pena pensar si es mejor usar filtros o hacer esfuerzos para tener una salud mental que permita un equilibrio para asumir los retos laborales y domésticos con tranquilidad, sin contradicciones y sin afectar la estabilidad familiar.

Algunas preguntas en este sentido pueden ser las siguientes: ¿es mejor usar filtros para limitar la visualización de nuestra intimidad o conviene más un ambiente armónico que no genere precauciones?, ¿se debe silenciar la expresión de los menores al momento de trabajar o se puede diversificar los espacios de comunicación sin temor a que otros escuchen?

En el mundo analógico se mencionan los filtros cuando se usan gafas que distorsionan la forma en la que vemos nuestro entorno, metafóricamente se habla de lentes color rosa cuando observamos las cosas con un optimismo desmesurado.

Hoy, más que nunca, necesitamos de filtros que nos lleven a ser optimistas y voluntariosos, al mismo tiempo, es importante ver la realidad de la pobreza creciente que afecta nuestro país y nuestra región, para ser realmente solidarios y evitar estar virtualmente ocultos.