En medio de los cambios de hábitos asociados al aumento de tiempo frente a pantallas por la educación virtual y a las medidas de cuidado que vendrán con los modelos semipresenciales, Lentesplus señala puntos de atención clave para la salud visual de niños y adolescentes que regresan a sus actividades académicas en el contexto de la pandemia.
Establecer hábitos de pausas activas
La televisión, aplicaciones móviles, videojuegos y redes sociales han sido una de las principales fuentes de entretenimiento de niños y adolescentes durante la pandemia. Si se suma a esto la educación virtual, la sobrexposición a pantallas podría configurarse como un riesgo para la salud visual ante estos cambios de hábitos.
Un sondeo realizado por Lentesplus muestra que un 40% de las personas aumentaron la exposición a pantallas entre 3 y 6 horas, un 33% entre 1 a 3 horas y un 27% más de 6 horas. Y también reveló que, a pesar de este incremento, el 30% de la población encuestada no ha implementado ningún hábito de salud visual, relacionado con las nuevas dinámicas de vida.
Este sobre esfuerzo que realizan los ojos puede influir, además de los síntomas de fatiga visual, al desarrollo de falsas miopías y de ahí que sea importante establecer en familia pautas para los tiempos de uso de pantallas después de las actividades académicas.
Se recomienda usar filtros que bloqueen la luz azul que emiten las pantallas electrónicas y en el caso de uso de lentes de contacto aumentar la frecuencia de uso de gotas hidratantes e inclinarse por productos humectados. De la misma forma, adoptar hábitos de pausas activas visuales con ejercicios sencillos como parpadeo y fijación de la mirada en objetos lejanos por cada 20 minutos de trabajo.
Identificar señales de alerta sobre problemas visuales.
Existen múltiples factores que influyen en el rendimiento académico de los estudiantes. La visión es uno de los más importantes. Problemas de atención, coordinación en actividades físicas y dificultades en la lectoescritura pueden ser causados por afecciones que deben ser corregidas a tiempo para evitar la aparición de problemas como ojo perezoso o ambliopía, comunes en niños y adolescentes que no usaron corrección visual a tiempo.
“Es muy importante prestar atención a las distancias de trabajo que emplean los niños. Una distancia correcta debería ser aproximadamente de 40 cm. Si se detecta que el niño se acerca mucho a la pantalla para poder observar mejor es una señal de que puede presentar algún defecto visual”, afirma Nicole Parra, optómetra de Lentesplus.com.
Por otro lado, señales como enrojecimiento en los ojos, lagrimeo, picazón, dolores de cabeza, molestia a la luz o visión borrosa, son otras señales que pueden estar indicando que es importante realizar una revisión o examen visual al niño, para poder hacer una detección temprana y oportuna.
El dilema de las gafas y el tapabocas
Aun cuando se establezcan protocolos para el regreso a clases presenciales, el tapabocas seguirá siendo uno de los elementos de bioseguridad fundamentales para prevenir los contagios. Por lo tanto, es importante buscar maneras de que los niños y jóvenes no usen de forma incorrecta el tapabocas para que no se empañen las gafas o que eviten usar los dispositivos de corrección visual.
Existen alternativas como el uso de cintas para fijar el tapabocas a la nariz para desviar el aire, productos antiempañantes, trucos caseros como las gotas de jabón o, en adolescentes, considerar la posibilidad de iniciar la adaptación a lentes de contacto.
De esta forma, es clave la conciencia sobre la salud visual como uno de los aspectos a los que más se le debe prestar atención para un buen proceso de aprendizaje, desarrollo y bienestar en los modelos de educación que se implementarán durante 2021.