Meditando sobre las precauciones que habría de tomar, la mujer dirigió su cristalino cuerpo hacia la playa. En ese momento lo vio y supo que ya nunca podría estar lejos de él.
Decidida, se prendió a su pie y en la intimidad de la ducha cada mañana lo acarició con fruición entregándole con amor su femenina presencia. El hombre no supo nunca de aquella salina amante que, en secreto, se fue yendo por entre las rejillas de su baño.
LA MUJER DE BARRO
A Otilia Ruiz de Jerez
Pasó sus días en un paraíso de formas que recreaban la vida. Ajena a todo, construyó su universo sin escatimar la magia con la que sus manos de barro modelaban al mundo. Con paciencia, transmitió el primigenio hálito vital a las imágenes de su entorno y extrajo de la tierra un código divino para escribir su nombre.
Una tarde soleada, con la placidez en su rostro y desprovista de equipaje, emprendió el viaje que su interior le exigía y se fundió con el paisaje.
Por encima de todo estuvo su alma como la materia más inmediata para su obra. El barro fue en sus manos, otra vez origen.
LA MUJER DE CRIN
La llanura se fue consumiendo en sus jornadas de búsqueda, hasta sentir próximo el encuentro. Galopó con más prisa y sus cascos marcaron un ritmo de fuego sobre el camino de piedra. A lo lejos divisó el portal de la hacienda, igual al de sus sueños, y el cansancio cedió a su deseo. Apuró el trote y pronto arribó a su destino.
En la mecedora, el hombre la aguardaba. Bello, igual al príncipe soñado que la hizo abandonar a su manada y emprender aquella travesía.
Agotada se recostó a sus pies, cerró los ojos y lentamente fue dejando su aspecto animal y se convirtió en una bella mujer. Sin importarle su desnudez, sensual, se acercó al hombre que parecía dormido y lo besó en los labios. Él, momificado por la espera, recibió aquel beso añorado y se derrumbó dejando en su lugar una tenue nube de polvo que se confundió con el que en su huida dejaron los cascos de la mujer que huyó, otra vez, convertida en yegua salvaje.
LA MUJER DE FUEGO
De ardiente mirada y calcinante abrazo, su esencia ígnea surgía con frenesí en la transgresión de fronteras emocionales. En su divagar frecuentaba tórridas regiones del subconsciente, indagando el sentido de la existencia. Depositó en Juana de Arco toda su admiración. Guardaba con cariño un pequeño dragón.
Pasaba extensos lapsos observando los relámpagos y las estrellas. Chimeneas y fogatas la mantenían candente. Su perdición se originó en el amor pasional que entregó a un núbil pescador, quien la poseyó con sus caricias de hielo.
Biografía: Maribel García Morales
Nació En Tunja,. Licenciada en Idiomas de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia UPTC. Escritora Traductora, Directora de talleres literarios y promotora de lectura.
Los escritores interesados en participar en este espacio dominical, deben enviar sus trabajos a nombre del escritor, Fabio José Saavedra Corredor, al correo: [email protected]. La extensión del trabajo no debe exceder una cuartilla en fuente Arial 12. El tema es libre y se debe incluir adicionalmente una biografía básica (un párrafo) del autor.
Los criterios de selección estarán basados en la creatividad e innovación temática, el valor literario, redacción y manejo del lenguaje y aporte de este a la cultural regional.
Todos los domingos serán de Cuento y poesía, porque siempre hay algo que contar.