La declaratoria de la cuarentena total obligatoria cerca del mediodía de este jueves, por parte de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, comienza a tener tanto o más eco en Boyacá como en la misma capital del país.
Y no es para menos. El departamento de los 123 municipios enfrenta el pico más alto del contagio y ya inclusive ronda los 500 positivos diarios, eso sí muy de lejos de lo que viene pasando en Bogotá, pero con una ocupación de UCI que ya supera el 81 por ciento en Tunja, donde se concentra el mayor número de camas de cuidados intensivos de Boyacá.
Ya hasta alcaldes en Boyacá se han mostrado en total desacuerdo con las medidas del propio presidente Iván Duque, que llegaron incluso a desautorizar al Ministerio del Interior, frente a medidas que había pedido el gobernador Ramiro Barragán y que ya le habían sido autorizadas.
Una de las medidas que el Mininterior le había autorizado al Mandatario de los boyacenses era la cuarentena total obligatoria no solo en municipios donde la ocupación de UCI fuera mayor al 80 por ciento, sino en municipios del área de influencia, pero con la expedición de una normativa por parte del mismo Presidente, se perdió la autorización.
Esa nueva decisión del Gobierno nacional tiene que ver precisamente con subir ese tope del 80 por ciento, a más del 85 por ciento la ocupación en las UCI para poder tomar medidas drásticas y lo único que autorizó el Presidente de la República fue los toques de queda a partir de las 10:00 de la noche y hasta las 5:00 de la mañana, que muchos consideran, de muy poco sirven frente al desorden que se ha venido registrando especialmente desde comienzos de diciembre y hasta la fecha.
Una de las pocas medidas que había tomado el Gobernador de los boyacenses ante la inminente decisión del Gobierno nacional de privilegiar la economía, por encima de la misma vida, es militarizar ciertos lugares buscando reforzar a la Policía y obligar el cumplimiento de las medidas de bioseguridad, pero esto desde luego que no es suficiente frente a lo que se está enfrentando en el departamento.
La primera de las cinco medidas anunciadas por la Mandataria de los bogotanos es precisamente el confinamiento obligatorio que implica restricción casi total de la movilidad en Bogotá desde el jueves 7 de enero a las 11:59 de la noche hasta el martes 12 de enero a las 4:00 de la madrugada, es decir que es inminente un éxodo de residentes en la capital especialmente hacia Boyacá desde esta misma tarde y durante toda la noche.
Ahora, frente al anuncio de una cuarentena total obligatoria en la capital del país, pero con la posibilidad de movilidad interdepartamental para la salida y regreso de viajeros a la ciudad, muchos le insisten al Mandatario de los boyacenses, que como ya lo hizo al comienzo de la pandemia y ya lo están haciendo otros gobernantes en el país, se arriesgue y tome drásticas medidas, incluso desobedeciendo al mismo Presidente de la República.
Una situación muy similar enfrenta el alcalde de Tunja, donde la ocupación de UCI viene en un crecimiento desbordado, pero donde tampoco se han podido tomar medidas más drásticas que un toque de queda nocturno, ley seca, pico y cédula, trabajo en casa, restricción de actividades deportivas, patrullaje conjunto con Policía y Ejército.
Por su parte el Secretario de Salud de Boyacá, Jairo Mauricio Santoyo, ha mostrado su preocupación frente a las medidas tomadas por el Gobierno nacional y sigue insistiendo en que se autorice un aislamiento total durante cinco días para poder controlar el contagio.
“La situación de la pandemia en Boyacá, es de máxima tensión: en este momento 135 personas se encuentran hospitalizadas en las UCI del departamento y más del 70 por ciento es por COVID-19 y es importante señalar que por ejemplo la Clínica María Josefa Canelones que solo está atendiendo pacientes con el virus, se encuentra llena, mientras en el San Rafael la situación es del 85 por ciento de ocupación en la UCI, al igual que en Medilaser donde ya se supera el 80 por ciento”, dijo Jairo Santoyo.
Y como si todo esto fuera poco, la ocupación de camas de hospitalización general en Tunja ya es del 101 por ciento, mientras que en Chiquinquirá el 87 por ciento de las camas de hospitalización general están ocupadas al igual que el 94 por ciento en Duitama.
A todo esto se suma la alerta del propio gerente del Hospital San Rafael de Tunja, sobre la escasez de sangre en el centro médico.