De las historias en tren: obertura. Los Recuerdos… – Jorge Alfonso Sanabria Moyano – #DomingosDeCuentoyPoesía

Toda tarde trae recuerdos y añoranzas; más aún si se mira con el pensamiento suelto, libre, de una tarde de sábado.

Ahí estaba, mirando el paisaje que se mueve rápido al ser observado desde la silla de un tren, el sonido de la máquina sobre las líneas férreas me hacía entretejer los suspiros, el sol filtrándose por la ventana, calentaba de manera tenue la cabina, el aroma del vagón de comidas me transportaba casi de inmediato a esas tardes de historias de la abuela al lado del café con dos de azúcar y una variedad de amasijos boyacenses, los demás pasajeros se observaban anónimos tratando de reconocer o reconocerse entre sus compañeros de viaje, luego de un par de horas de este trance, los recuerdos saltan solos confundiéndose entre sonidos y aromas; dejándome llevar por los recuerdos, veo tan cerca las rutinas, risas, lugares, amigos, incluso extraños que llamaron mi atención y de los que aprendí algo.

Nuestra vida se proyecta cuando se está en el silencio absorto de un paisaje hermoso en sí mismo, no importan los minutos en este recorrido de tren cuando en mi mente estalla un sinnúmero de efemérides y vivencias de esas que quisiera  remembrar cada segundo, veo las vías al horizonte, mi boleto estaba en el bolsillo derecho de la chaqueta, allí estaba escrito el destino, mi mente no dejaba de recordar lo vivido, momentos que jamás les diré adiós, algunos tan sublimes, aquellos que me permiten estar en el aquí y el ahora, sin dar prisa al reloj, solamente cuando se está presente completamente, se puede ser indescriptiblemente feliz, danzas tu propia vida a manos llenas y hasta te enamoras de imposibles, esos pasajes que se perpetúan por casualidad; también tengo en la memoria momentos de tormenta, cuando sentí que el universo daba un giro y me retaba, momentos que no se olvidan porque dejan cicatrices como marcas de guerra. Pasan por la memoria personas que ya no están, esas que hacen que se nos acristalen los ojos y nos obliguen a parpadear, conteniendo las lágrimas que fluyen solas, esas que nos hacen sentirlos aún cerca, así estén a kilómetros de distancia, personas de las que sabes que no tienen regreso.

Ahora el tren está atravesando un túnel, ingresa en lo profundo de la roca, el paisaje cambia repentinamente, las luces en los muros del túnel reflejan sombras en el vagón, el sonido sobre el acero de la línea férrea se hace más intenso, el tablero de velocidad marca los 250 Km/h, la vida parece ir más rápido adentro que allá afuera.

Un viaje te llena de sensaciones, pensamientos y sentimientos, todos ellos recuerdos que se cierran despacito en tu boca, y que dejan ver muchas formas de soñar y palpitar la vida; cada nuevo viaje es una nueva oportunidad, nada está hecho, como Machado “vas haciendo camino al andar”, tomas aire, respiras fuerte, y vas por lo que quieres; el tren termina de pasar el túnel, los paisajes se ven más vividos, una colcha de retazos con múltiples verdes, un sol intenso, las montañas lejanas y fértiles, casas de campo, una brisa suave se filtra por la rendija de la ventana, el olor a montaña, el azul profundo con algunas nubes, el mar a lo lejos silencioso, recóndito; en esta tarde de sábado los recuerdos pueden pasar de página, incluso podemos inconscientemente olvidar algunas cosas, el tiempo pasa por nuestros ojos, nuestra vida es tan propia que podemos elegir como verla, como saborearla y que tonalidades darle, ya no somos los mismos de hace un año, no lo deberíamos ser, el cambio y crecer es nuestra constante, vivo una pandemia y tengo la bendición de mirar al futuro, de escribir nuevas historias, de crear nuevos recuerdos que nos salven de los pasajes de soledades innecesarias y vagas, que nos permitan dejar que la magia se esparza en el aire y entre en los pulmones.

El tren anuncia que en pocos kilómetros está mi estación de llegada, las luces internas se encienden, mis recuerdos se guardan temporalmente, listos para ser traídos de nuevo en el próximo viaje; pienso que es de mala educación, hablar con la boca llena de promesas, ¿qué sucedería si de pronto todo lo que hiciera de ahora en adelante fuera la última vez? El último beso, el último adiós, la última mirada, la última sonrisa, la última escapada con amigos, el último llanto, ver por última vez a mi familia, la última confesión, el último abrazo, el último “té hecho de menos”, el último te quiero, podría haber un final repentino a la vuelta de la esquina, alguna vez llegará la última vez de algo; el tren se detiene, estoy en Gerona con vista al mediterráneo, si fuera la última vez disfrutaré de los buenos momentos y las grandes personas, eliminaré los “pudo haber sido”, al final la vida es solo de valientes, ahora a vivir a lo grande, en esta que apenas es una estación de paso.

Ahora que lees esto, No pierdas tu próximo tren…

Jorge Alfonso Sanabria Moyano

Nacido en Santa Rosa de Viterbo (Boyacá), Magister en Administración, Especialista en Talento Humano y Negociación, Fundador y primer Presidente de la Sociedad Numismática de Colombia, ha publicado textos de investigación con calificación laureada, cuenta con publicaciones en la revistas reconocidas en el país sobre liderazgo, inteligencia emocional. Poeta de afición, quien comparte algunos de sus escritos desde el año 2008.


Los escritores interesados en participar en este espacio dominical, deben enviar sus trabajos a nombre del escritor, Fabio José Saavedra Corredor, al correo: cuentopoesiaboyaca@gmail.com. La extensión del trabajo no debe exceder una cuartilla en fuente Arial 12. El tema es libre y se debe incluir adicionalmente una biografía básica (un párrafo) del autor.

Los criterios de selección estarán basados en la creatividad e innovación temática, el valor literario, redacción y manejo del lenguaje y aporte de este a la cultural regional.

Todos los domingos serán de Cuento y poesía, porque siempre hay algo que contar.