Lo que todos saben y pocos quieren entender – José Ricardo Bautista Pamplona – #Columnista7días

Nos enfrentamos de manera inaplazable a la transformación cierta de las comunicaciones y con ella a la incorporación inequívoca de las ofertas en las plataformas digitales.

Desde hace varios años el auge de los ciclos online venía siendo inminente y todo parecía indicar que la virtualidad sería el puerto a donde llegarían las ideas, las inversiones, las comunicaciones, los contenidos y el mercadeo; sin embargo, los que han estado anclados al pasado, se resistían a entender tan presagiada verdad analizada por expertos en la materia, quienes anticipaban que «el que no entrara al universo de la tecnología, estaría condenado a desaparecer».

Con la llegada sorpresiva de la pandemia, la virtualidad se fortaleció porque se convirtió en la herramienta eficaz para salirle al paso al aislamiento, la cuarentena y las demás normas orientadas desde la Organización Mundial de la Salud, asumida de manera obligatoria por los gobiernos.

Unos y otros comentaban de la importancia ahora de las redes, los contenidos empezaron a atiborrar las plataformas digitales y los aparatos móviles, tabletas y computadores se convirtieron en la nueva extremidad del ser humano, pero también quedaron al descubierto los problemas de la conectividad en países como el nuestro, donde nos habían metido el cuento que estábamos a la vanguardia cuando realmente la deficiencia es muy grande y las regiones están lejos de contar realmente con un acoplamiento que les permita ponerse en sintonía con el mundo.

Colombia es un país con un alto porcentaje en ruralidad y esto ha hecho aún más visible los vacíos en esta materia, toda vez que las comunidades de las veredas están desconectadas totalmente de lo que sucede a su alrededor porque los oportunistas empezaron a regalar tabletas a diestra y siniestra a sabiendas de que muchos niños las tendrían de adorno, porque una tablet sin conexión es como cometa sin pita, y aun así las siguen obsequiando para posar en la foto con los ingenuos infantes de las veredas que hoy no tienen el más mínimo asomo de la conectividad.

Según las estadísticas, 23,8 millones de colombianos no cuentan con el beneficio de la conexión a internet y este es quizá, uno de los retos más grandes, no solo del actual gobierno sino de quienes aspiran a llegar a la casa de Nariño y aunque la meta fijada en el Plan Nacional de Desarrollo es que a 2022, al menos el 70 % de la población (31,8 millones) tenga acceso a banda ancha de calidad, la crisis  actual no da espera y entonces todos nos la tenemos que ingeniar para lograr armonía con la globalización.

Pero el panorama no solamente es angustioso para niños, jóvenes y pueblos de las zonas apartadas del país, sino para los que aun teniéndolo todo frente a sus ojos, no quieren entender la nueva realidad. A ellos les tocará habitar el mundo de lo incógnito, de los NN y lo desconocido porque jamás, léase bien, jamás podrán penetrar esos nichos de mercado tan necesarios hoy día para sobrevivir.

Afuera la publicidad en línea incorpora cada día nuevas plataformas, más oportunidades a través de canales publicitarios en red y entonces anunciar en medios digitales es realmente algo que toca o toca, ya que los modelos de negocio de las plataformas sociales se han empecinado en restar presencia a los contenidos orgánicos, obligando a las empresas a invertir en publicidad y así conseguir un mayor alcance en sus publicaciones.

De ahí la importancia de incorporar a las plantas de personal, ya sea de manera fija o externa, a conocedores de sistemas digitales: fotógrafos expertos en marketing, camarógrafos, editores y todos los profesionales y estudiantes que llegaron a las universidades para especializarse en producción y medios, sin sospechar que esta sería, más pronto que tarde, la carrera con mayor demanda en los mercados del mundo.

La estrategia de redes sociales, posicionamiento de marketing en línea, los contenidos de valor confiable y la agilidad en el mejoramiento de la comunicación; es realmente necesaria para una pequeña, mediana o gran compañía y más si se quiere fijar una marca o un producto en el imaginario colectivo, sueño dorado de cualquier empresario e incluso de todos los que hacen campaña para que les regalen un «me gusta» a sus publicaciones.

Invertir en la publicidad digital, poner las marcas en la vitrina de las redes, en los medios tácitos y aprender a ser selectivos con la invasiva información que llega a nuestros aparatos electrónicos, parece ser la clave de este momento que, aunque estaba muy anunciado, con la emergencia sanitaria aceleró su llegada para quedarse por siempre.

Urgente entonces la conectividad masiva, la optimización y aprovechamiento de los medios virtuales y la utilización inteligente del recurso humano porque como dice el adagio popular «camarón que se duerme se lo lleva la corriente».

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