Los nuevos indicadores de gestión – Carlos David Martínez Ramírez – #ColumnistaInvitado

En el campo de la administración es un sitio común la frase que reza: lo que no se puede medir no se puede gestionar, ni mejorar. En la actualidad y en el corto plazo, la pandemia y la pospandemia generan contingencias que llevan a pensar en nuevos indicadores de gestión.

La generalización de eventos virtuales, por ejemplo, lleva a reflexionar sobre la mejor manera de contabilizar y analizar la asistencia, la participación, los “me gusta” y las expresiones más elaboradas, es decir, textos y voz, en lugar de sólo clics.

Hay cuestiones y principios que pueden mantenerse invariables en esta era digital, por ejemplo, la calidad casi siempre resulta preferible a la cantidad. Pero sí se considera que en el mundo de las redes sociales cuenta la cantidad de clics y de “me gusta” para monetizar, es decir, para generar dinero mediante el flujo de visitantes y visualizaciones, hoy se generan oportunidades de negocios que implican opciones interesantes para los empresarios, aunque, claramente, también riesgos de diferentes tipos.

No siempre más información representa mejor información, lo cual se puede ver con muchos influencers que tienen grandes audiencias y no necesariamente buenos contenidos. Aunque, ciertamente, experimentamos una suerte de democratización de los medios gracias al Internet, pero ese sería otro tema.

Solamente para mencionar un escenario que aplica a la gestión de eventos empresariales, culturales, académicos, y, de diferentes tipos, es altamente probable que se empiece a cuestionar la necesidad de medir por separado dos tipos de interacciones virtuales: las sincrónicas y las asincrónicas.

Las interacciones sincrónicas son las que usualmente denominamos como “en vivo”, de manera que varias personas interactúan al mismo tiempo en un ambiente virtual; en la interacción asincrónica las personas pueden acceder a materiales, textos, vídeos, audios, foros, a diferentes tipos de contenidos, en momentos diferentes.

Este escenario, muy seguramente, cambiará nuestra forma de pensar, generando nuevos criterios para medir el impacto de las actividades virtuales; en algunas ocasiones convendrá participaciones sincrónicas y, dependiendo de las circunstancias, algunas gestiones requerirán visualizaciones y accesos masivos en periodos de tiempo diferentes.