Mitos y leyendas de Socha

‘El Mohán’

Socha, capital de la provincia de Valderrama, es un municipio rico en cuentos y leyendas. Municipio de Socha. Foto: Luis Lizarazo / archivo Boyacá Siete Días.

Los deslizamientos o mal llamados volcanes, han sido un continuo dolor de cabeza para los habitantes del pueblo, surgiendo de allí la leyenda de que el Mohán, buscando tesoros en las entrañas de la tierra, ha sido el causante de sus males, y que en el sitio donde el deslizamiento forma un pequeño pantano, este abominable ser vive y los pocos que se han atrevido a bañarse en él han sido devorados por este.

Se dice, igualmente que el Mohán en esta su morada ha cultivado hierbas medicinales para atraer a incautos y poder de este modo devorarlos.

Desde niños se nos enseña a que no debemos acercarnos solos a estos sitios y menos si el arco iris aparece en ese pantano, porque es el signo de que el tesoro está ahí y el Mohán lo custodia.

Panorámica de Socha Boyacá. Foto: archivo particular.

‘El Boche’

Cuenta la leyenda que, cuando Bochica vivió en Gámeza, el cacique Socha acudió varias veces allí a visitarlo y en una de estas lo invitó hasta su pueblo, porque una gran sequía ocurría en sus dominios y solo él, como gran enviado de Sué, podía ayudarlo.

Bochica enternecido por el relato de su hijo, el viejo cacique Socha, decidió trasladarse al pueblo y al visitar la montaña sagrada, una vez allí sacó su cayado mágico, golpeó la roca y un gran torrente brotó, el cual ha irrigado desde tiempos inmemoriales el pueblo de los soches. En agradecimiento a este favor, Soche llamó a la cascada, ahora sagrada, ‘Boche’, en honor a Bochica su protector.

‘Guanguata’

Guanguata fue la hija de un hechicero de la tribu de los soches, que habitó por muchos siglos en la campana del diablo, donde sometía a sus súbditos enfermos a horripilantes torturas. Tuvo una hija, con la hija del cacique Ubaita, que gobernaba los cerros donde nacía la cascada sagrada y de esta unión nació Guanguata, quien heredó la profesión del hechicero y adquirió poderes sobrenaturales gracias a la protección de la diosa Ira.

Pasaron muchas décadas y los habitantes de la región le temían; habitaba en una cueva en la margen izquierda de la cascada; su orgullo y prepotencia la llevaron a desafiar a la diosa Ira y a entablar batallas horrendas sobre los cielos de la cascada, donde al fin la diosa logró vencerla y convertirla en una enorme roca, que está siempre desafiante al borde del peñasco de la cascada.

Templo de Socha Viejo, donde los habitantes de esta población se desvistieron para vestir al Ejército Libertador en 1819. Foto: Luis Lizarazo/archivo Boyacá Sie7e Días

‘El Duende’

Este personaje habitaba en una cueva oculta entre las enormes rocas, denominada el Ojo del Agua, porque de este, brota un manantial que es el que alimenta el acueducto del pueblo nuevo de Socha.

El duende, como así lo han llamado, se conquista a los niños rubios, de ojos azules, llevándoles   dulces y golosinas para después llevarlos al lugar donde habita y tenerlos allí colmándolos de regalos y monedas de oro. Cuando no puede lograr su cometido, embadurna las puertas y ventanas de excrementos; otras veces se entretiene tejiendo trenzas en la cabellera de las niñas o en las crines de los caballares.