Miles de calabazas salen de Nuevo Colón para el Halloween de todo el país

A pesar de que este año no fue como los anteriores, igual las ahuyamas de Nuevo Colón salieron por ‘camionados’ desde hace 15 días precisamente para la tradicional celebración del 31 de octubre.

Producción de ahuyamas para el día de halloween en Nuevo colón y su comercio en Tierranegra. Foto: archivo Boyacá Siete Días.

No importa si usted cree en brujas o no, no importa si se disfraza o si puede comer dulces, pero una buena ‘calabaza’, como la mayoría llama a estas hortalizas de color anaranjado, amarillas o combinadas con un color verde oscuro, no sobra por estos días en ningún hogar. Usted puede ganar por partida doble ya que adorna su casa o apartamento, se pone a la moda y además pasada la llamada fiesta de Halloween, la puede echar a la olla.

Así es. De las tierras de Nuevo Colón, un municipio ubicado a tan solo 40 minutos de Tunja, en Boyacá, salen desde mediados de octubre miles de ahuyamas o calabazas para adornar, al mejor estilo estadounidense, centros comerciales y casas con motivo del Día de las Brujas.

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Pero también las puede encontrar a la orilla de la doble calzada arrumadas frente a diferentes paradores en el sector conocido como El Gallineral, en el municipio de Ventaquemada, en la vía Tunja-Bogotá, desde hace más de 30 años.

De estas hortalizas especialmente de color naranja y de diferentes tamaños, viven unos 800 campesinos de la región, ya que no hay que esperar a la última semana de octubre, sino que durante todo el año las venden a centrales de abastos. Eso sí, para el 31 de octubre la demanda se multiplica exponencialmente, pues dicen que en Colombia la fiesta de Halloween no sería tan similar a la de Estados Unidos si no fuera por las ahuyamas de Boyacá.

Los productores siembran la semilla de esta planta cinco meses antes para ‘hacer su agosto’ desde los primeros días de octubre cuando su producto empieza a ser solicitado en diferentes tamaños para ambientar el comercio.

“Este es uno de los únicos alimentos que no requiere de ninguna clase de químico o fumigo, quizá por eso es tan apetecida por las amas de casa y recomendada por los médicos hasta para prevenir enfermedades relacionadas con el corazón y la próstata», asegura Otoniel Cruz Rodríguez, uno de los llamados ‘ahuyameros’ y quien frente a su casa ha llegado a contar con hasta 1.200 de estas hortalizas de color anaranjado, de las cuales vende en promedio cien diarias.

Aunque el cultivo no es que requiera de insumos diferentes a una buena manotada de abono y desyerbe permanente, si necesita de un buen espacio ya que en una hectárea produce en promedio unos 600 de estos frutos de color naranja que, dependiendo su tamaño (desde una hasta 90 libras) puede costar entre 2 mil y 40 mil pesos.

Pero como todo va cambiando, desde hace unos 30 años las ahuyamas solo se vendían a la orilla de la vía, en Ventaquemada, pero ahora, ya hay sitios en Nuevo Colón en los que se pueden encontrar, uno de ellos es el vivero El Espino donde se tiene una especie de vitrina, en la que se exhiben de acuerdo a su forma y tamaño.

“Este año la venta bajó un poco, pero no es que nos haya ido mal. Mucha gente para en su carro y llevan sus ahuyamas, especialmente de la variedad punky que son las pequeñas de cáscara dura y que son las más se están usando últimamente para decoración”, dijo Gustavo Espinoza, el propietario del vivero El Espino.

Sin embargo, también está la variedad Candelaria, que es la tradicional grande de color anaranjado y que muchos siguen prefiriendo, para convertirla en la tradicional máscara que identifica la llamada ‘Fiesta de las brujas’, Día de los niños o Halloween, el nombre para muchos es lo de menos, el objetivo realmente es hacer algo diferente y el 31 de octubre es una fecha propicia para esto.