En Jericó, brujas que bailan, fantasmas y leyendas

La cabecera municipal ubicada a mayor altura en el departamento de Boyacá, que el 28 de octubre anterior cumplió 199 años de fundación y se apresta a celebrar el bicentenario en 2021, ubicada en la zona de amortiguación del páramo de Pisba, ha visto en sus casonas y cruzar por sus caminos de herradura, barbechos y sembrados, muchos espantos y fantasmas.

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Casonas de Jericó, que esconden en sus rincones mitos de espantos que enriquecen. Foto: Archivo Particular

Los chitanos y jericoenses tenemos el privilegio de estar en un territorio de paso para quienes viajan a los llanos de Casanare; tan solo a tres horas en carro llegamos a ese departamento, y antes de existir la carretera nos cuentan que en una jornada se llegada al municipio de La Salina, y en algo más de dos jornadas a Támara. Esta proximidad nos ha dado el privilegio de compartir muchos cuentos y relatos de los viajes de los arrieros y sus continuos encuentros con ‘la Mancarita’, ‘la bola de fuego’ y otras apariciones.

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El municipio de Jericó es el poblado de Boyacá que se encuentra a mayor altura, a 3.100 metros sobre el nivel del mar. Foto: Archivo Particular

‘La Mancarita’

Mi abuelo Flaudio Clemente Pineda fue uno de esos aventureros, de los que llevaban harina, cebolla y papa para intercambiar por café, plátano, yuca y sal, entre otros. Describía ‘la Mancarita’ como una mujer alta, que tenía el cuerpo peludo y cabello largo y desordenado por la cara, y que tenía un solo seno; llegaba con fuertes y aterradores gritos y alaridos a donde los arrieros prendían candela, y se sentaba a comer brasas   —o rescoldo, en nuestra jerga popular—  y al sentarse las rodillas le quedaban más altas que la cabeza. Solo mencionar este fantasma producía pánico a los arrieros, por eso procuraban no caminar de noche, y quedarse acompañados en las posadas del camino.

La Piedra del Púlpito, mirador y leyenda

Hay tres piedras grandes, dispuestas en forma de fogón, que los habitantes de Jericó vemos diariamente, como a kilómetro y medio sobre la montaña más alta. Dice la leyenda que estas piedras no estuvieron desde el principio. Ocurrió que esta zona estaba desierta, sin habitantes ni labriegos, solo había venados y animales del monte. Entonces el diablo considero que este sitio era bueno para fundar su casa, y con toda la diablada empezó la construcción, colocando las tres piedras como cimiento.

Jericó Boyacá
El diablo mayor se barajustó, y del colerón le dio una patada a los muros que habían hecho, y a botes se fue el pilón de piedras que quedaron desparramadas por la loma abajo.
Jericó Boyacá. Foto: archivo particular.

Por esa misma época, los sacerdotes ordenaron trasladar la parroquia que funcionaba en Cheva, para el sitio actual, y trazaron la plaza y las calles del pueblo con una yunta de bueyes, y ubicaron el sitio para la capilla, la casa cural y la casa para el gobierno; pusieron una campana, y cuando la hicieron sonar para empezar la misa, el diablo mayor se barajustó, y del colerón le dio una patada a los muros que habían hecho, y a botes se fue el pilón de piedras que quedaron desparramadas por la loma abajo. En la piedra más grande se encuentra la forma de una silla donde el diablo se sentaba a descansar, y en otra piedra dejó marcada la huella de una de sus patas, al momento de salir corriendo.

El patio de las brujas

Entre una zona boscosa, cerca de la Piedra del Púlpito, hay un terreno de trescientos metros cuadrados aproximadamente, cuyo suelo es duro, impermeable, y no produce ni hiervas ni arbustos. Cuenta la leyenda que esa es la pista que tienen las brujas para bailar en las noches más oscuras de menguante.

El paso de las almas benditas

Casonas de Jericó
Casonas de Jericó, que esconden en sus rincones mitos de espantos que enriquecen. Foto: Archivo Particular

En las casonas antiguas aledañas a los caminos reales de Chita y Jericó, que antes sirvieron de posadas para los viajeros, en noches silenciosas se escucha el paso de las almas benditas que van rezando: “hay una voz clarita que dirige, y una muchedumbre contesta. Se oye de una forma muy suave, luego se eleva poquito a poco el sonido, pasa por el lugar donde uno se encuentra, y se va alejando”. Manifiestan quienes las han oído, que no se siente miedo, sino mucha paz.

Son muchas más las historias, leyendas y mitos, y muy pocos los valientes que quieren confirmar su veracidad. El miedo para todos alcanza.

pedro nel pineda
Pedro Nel Pineda Gómez. Foto: archivo particular.

*Un jericoense que encuentra en sus coterráneos y en la tradición oral, historia y fantasía para contar, que lo motivan a escribir monografías, cuentos y poesía. Publica sus creaciones en el blog ‘El tintero en el balcón’ https://eltinteroenelbalcon.blogspot.com/

Miembro de la Asociación de Escritores de Boyacá (Aesbo).  

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