Boyacá es una voz que nace en el corazón, donde las almas emergen del pasado hablando la lengua de nuestros ancestros, para dirigirse en procesión interminable a la ‘Región de mantas’ donde, a pesar de la tragedia ocasionada por los tres cascos: el barco, el soldado y el caballo, en la que naufragó la cultura de los antepasados, en medio de la catástrofe llamada conquista, se lograron salvar algunos vocablos Muiscas, asignados a la geografía física y humana de este pedazo de tierra, lo que ha permitido a investigadores y estudiosos del tema, armar parcialmente el rompecabezas de la gramática y el léxico de la lengua ancestral.
Al acercarnos a esas piezas sueltas sobrevivientes, se perciben en su significado descriptivo, contenidos sensibles y estéticos de la relación hombre-naturaleza con aromas de poesía, por ejemplo:
Cocuy: buen amigo
Cómbita: fuerza en la cumbre
Turmequé: jefe vigoroso
Moniquirá: región del baño
Arcabuco: lugar agreste
Chiquinquirá: lugar cubierto de nieblas
Tota: labranza del río
Socha: tierra del sol
Significados que llevan en sus entrañas leyendas, sentimientos, experiencias y el pensamiento de la cosmogonía de nuestros antepasados, cuando avanzaban en un desarrollo y crecimiento natural, impulsados por el devenir de la historia y el tiempo, proceso que fue avasallado por los invasores.
Al mirar con lupa de relojero, se encuentran en la diversa tierra boyacense, retazos de mitos, leyendas y fantasmas desperdigados por el paisaje en los caminos, cuevas, farallones, bosques, pictografías, moyas y relatos que se han mantenido hasta nuestros días, gracias al voz a voz de los abuelos, desde la época de los Zipas y los Zaques.
Adicional a esta riqueza, salvada por algún tronco de balso que flotó sobre el oleaje de la tragedia, de donde ha sido rescatada y estudiada con rigurosidad científica por antropólogos, historiadores, sociólogos, y lingüistas, también se debe resaltar, el valor agregado que esta riqueza le ha legado al imaginario del pueblo boyacense con el paso de los siglos.
En honor a esta realidad, tejida en noches de fantasía alrededor de fogatas, fiestas patronales, actividades de labranza, amores y odios o simplemente con los habitantes de la noche apoderándose de ella y desapareciendo con la aurora o con una invocación que lleva el poder de los dioses para protegernos.
Sin lugar a dudas que este especial que hoy les presenta Boyacá Siete Días, con el apoyo de diferentes integrantes de la Asociación de Escritores de Boyacá (AESBO) y miembros de la Academia Boyacense de la Legua, busca despertar e incentivar el interés y el amor por lo nuestro, en un proceso de recuperación de la identidad y el sentido de pertenencia, por la tierra fértil, la que amamos y es nuestra, la tierra Muisca desbordante de leyendas, que si no la rescatamos, el paso de los siglos acabará con ella, exponiéndonos a lo que decía la abuela a su nieto después de una decepción amorosa, “tranquilo mijito, que el tiempo lo borra todo”.
*Por: Fabio José Saavedra Corredor
Miembro de la Academia Boyacense de la Lengua