Nos cansaremos – #Pregones – Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez @ricardocipago

Sin pretender echar culpas, hacer señalamientos o aplaudir a los que de seguro se sentirán reflejados ya es hora de que quienes administran lo público -e incluso en lo privado-, actúen de forma sincera, honesta, transparente y con la verdad, sin mentiras, sin libretos o acomodando a sus intereses lo que la sociedad les otorgó para que llegarán a instancias de vocería real.

Que hereden las malas mañas ya no es sorpresa, pero lo que sí lo es, es que pregonan en público unas actuaciones para hacer con sus cofradías una serie de acciones que dañan al gremio, dejan en entredicho en comunidades y así es que se ‘sostiene’ en el tiempo. Y son formas que defienden con tal de seguir vigentes, tener contratos por los puntos equidistantes y no les pasa sino la luz.

Otros que dejan pasar el tiempo para venir a cobrar condecoraciones, reconocimientos, figuración y pedir que los nombren o los dejen entregar libros o quedar en la foto.

Y qué decir de quienes encontraron en las redes sociales su mejor trinchera para no tener que hacer sus tareas sino exagerarlas con transmisiones, hasta de la entrega de una cubeta de huevos, y que justifican como estrategia de comunicar y con sus aduladores seguir en la cuadrilla de turno.

Y para no hablar de la imposición de colores -ya rayando en el cansancio- y tratando de hacer jugarretas para marcar todo con sus iniciales, como si los bienes públicos fueran sus cabezas de ganado… De quienes encontraron su caja menor en cobrar para realizar actividades masivas -en pandemia-, y con la positiva respuesta de practicantes e incautos hacen su negocio y posan de altruistas.

De los que cobran por hacer equis trabajo, en verdad hacen y la diferencia, z, no se compadece (cumple) sino para para soportar la respectiva cuenta de cobro y así celebrar el engaño. ¿Será?

De los que ya están en la merecida hora de pensión, en los edificios administrativos, y se convierten en quienes hacen daño a las estructuras de administrar y prefieren soportar que dedicarse a disfrutar, ganar vida y tiempo. Hay excepciones pero son menos que las de decretos.

De los que por méritos han escalado en los poderes pero que ya se les vuelve rutina lo que cada 24 horas hacen, como cuando se tiene un molde. Claro que también hay destacadas figuras muy buenas.

De las empresas que tienen servicios públicos en sus portafolios pero que nunca tiene un detalle con sus usuarios y se escudan en que ellos no ponen las tarifas, pero debiesen ser considerados pues una cosa en la necesidad y otra el abusar de su posición dominante. (David vs. Goliat).

De las autoridades que tiene definidas sus atribuciones en códigos de convivencia y que se salen de su estricto cumplimiento y se ganan sus problemas y hasta rechazo. Es de civismo y ya.