Un relicario de versos a Boyacá

«De Boyacá en los campos», es el inicio de la 5ª estrofa del Himno Nacional de la república de Colombia, creado por Oreste Síndici y Rafael Núñez, y desde ese mismo instante han florecido los versos a Boyacá, como nacen taciturnos los geranios y bungambiles a la ladera del camino.

*Por: José Ricardo Bautista Pamplona
cantautor boyacense.

José Ricardo Bautista Pamplona, cantautor boyacense. Foto: Archivo Boyacá Siete Días

«Adelante a la cima que guarda, la memoria de tanto inmortal», fueron los vocablos creados por el poeta Pedro Medina Avendaño, en honor al departamento, musicalizados por Francisco Cristancho para identificar esta raza aguerrida que doblega su corpiño ante la parcela y sus rodillas para adorar a la Virgen de Chiquinquirá.

“Soy Boyacense de pura raza, amo a mi tierra como a mi mama”, fueron las palabras escritas por Héctor Vargas para inmortalizar una obra que se convertiría en el sello de la identidad regional, seguidos de otras emblemáticas canciones como el bambuco de José Jacinto Monroy Franco al que tituló “Yo soy Boyacense, yo soy de la tierra de las esmeraldas y del sumerced”, acogido en el alma del pueblo boyacense como uno de sus tatuajes y más sagrados símbolos,   interpretado primero en la voz de su compositor y luego en las atenoradas cadencias del Dueto Zabala y Barrera.

“Boyacá tierra linda cuanto te quiero, cuna eres de poetas y labradores”, escrito por Juan Carlos Goyeneche en las voces del Dueto de los Hermanos Carvajal, fueron otras de las tantas frases acuñadas con el lenguaje del amor, dedicadas a la sagrada tierra de labranzas, surcos y arados.

El género que más ha hecho canciones a ‘la tierrita’ es el carranguero, creado por el juglar Jorge Velosa Ruiz. Foto: Archivo Boyacá Siete Días

“Lamento Boyacense” de Luis Alberto Ruge Romero es otro bello bambuco donde se hace una justa reflexión: “Adversa es la suerte de mi Boyacá que a Colombia encima le toca llevar” y que fuera interpretada por el grupo Nueva Cultura cuando su popularidad alcanzó la cima del reconocimiento.

Luego vinieron más canciones dedicadas a la tierra «Orgullo de América» como la de Carlos Martínez Vargas, “Boyacá, Boyacá tierra gloriosa, tierra del heroísmo y del valor” y otras invenciones literarias construidas con la arcilla misma que da la tierra y el ingenio primitivo de nuestros campesinos.

“Yo soy Boyaco, hijo de labriegos, quiero a mi taita y a mis abuelos”, fue el bambuco insignia del compositor Carlos Avellaneda que llegó hasta el Coliseo Gerardo Arellano Becerra del Festival Mono Núñez, interpretado por el mismo cantautor, quien haciendo honor a su profesión hizo una verdadera radiografía de su patria chica.

Pero quizá el género que más ha hecho canciones a la «tierrita» es el carranguero, desde aquella compuesta por el juglar Jorge Velosa Ruiz «Boyaquito sigo siendo Boyaco de Boyacá, Boyacense dicen otros, pero a mí me gusta más decir que soy un Boyaco y que soy de la tierrita», hasta las de tantas agrupaciones de música campesina donde se describe de manera gráfica y asertiva la exuberancia del paisaje, los amores amancebados bajo la ruana o las tradiciones que guardan los abuelos en su pródigo santoral.

El género que más ha hecho canciones a ‘la tierrita’ es el carranguero, creado por el juglar Jorge Velosa Ruiz. Foto: Archivo Boyacá Siete Días

Coplas, poesías, poemas, relatos, retahílas y narrativas propias de grandes poetas como: Fernando Soto Aparicio, Jairo Aníbal Niño, Javier Ocampo López, Julio Flórez, Orlando “El Cholo Valderrama”, César Alfonso Puerto, Efraín Medina Mora, Luis Martín Mancipe, Nelly Sol Gómez de Ocampo, Emilio Murillo, Jorge Camargo Spolidore, Luis Dueñas Perilla, Luis Lorenzo Peña, Pedro Nel y Jacinto Amado, Álvaro Suesca, Parmenio Pongutá, Gustavo Motta y Cesar Puerto.

Pero también José Miguel Zabala, Luis Ignacio Lara, Julio Barón Ortega, Luis Martín Parra, Rómulo Mora, Jesús Mesa, José Edgar Castro, José Labriego, Luis D Lagos, Cecilia Jiménez de Suárez y Wilson Quintero o los compositores de las más recientes generaciones como Mario Rincón, Sergio Jiménez, Albeiro Acevedo, entre tantos otros creadores que han inclinado su pluma hacia la bella comarca para expresar admiración y apego por esa entraña labrantía donde se gestó la libertad y alumbró la gloria de las naciones.

Traicionaría mi corazón si no refiero a esos humildes versos atesorados en las gargantas de la Caracas Big Band de Venezuela, dedicada a los 123 municipios de mi amada tierra llamada “Todo bonitico es Boyacá”, como también lo haría si no fuera capaz de interpretar el sentimiento que profesa todo el pueblo Boyacense por la altiva estancia en cuyo vientre se empinan los anhelos como la nieve en la “Suiza andina” inspirada por Dios.

A todos los compositores, escritores, historiadores, versistas, cantautores y poetas, un ¡GRACIAS!  de corazón, palabra en cuyo interior se refugia la admiración y el afecto por tantas frases dichas, de manera sencilla, que hoy hacen parte del enorme glosario donde se dignifica y refrenda el hecho irremplazable de haber nacido en este bendito suelo.