Boyacensidad

Boyacensidad… es, deber ser, el estado natural, la tendencia filosófica, como resultado del sentimiento y pensamiento de cada uno de los nacidos en esta noble tierra: Madre de la Libertad de América.

*Por Eduardo Malagón Bravo
Patriota Boyacensista

Eduardo Malagón Bravo. Foto: Luis Lizarazo / archivo Boyacá Siete Días.

Boyacensidad… es la impronta que los BOYACENSES – lo escribo con mayúscula -, debemos estampar en cada uno de nuestros actos, para refrendar la grandeza de nuestra historia escrita con letras doradas, de valor, fortaleza, heroísmo y sacrificio, en el acontecimiento más importante de nuestra civilización como lo fuera la Campaña Libertadora de 1819, realizada en gran parte en tierras del actual departamento de Boyacá.

Tenemos referentes como Simona Amaya de Paya, una valiente campesina que se vistió de sargento y comandó un escuadrón de soldados y en el fragor de una de las batallas, se abre su guerrera granadina y se descubre que era una mujer que los lideraba, y en vez de acomplejarse, lucharon con más fiereza y se logró en triunfo. Y qué decir de Rozo Sánchez, aguerrido lancero de Morcote (Paya).

Cual Centauro majestuoso,
De lanzas patriotas bravías,
Brotaron triunfantes centellas,
centellas de libertad.

Orgulloso como el que más, por la misión que cumplo con gran fervor y orgullo, en beneficio de Boyacá. Foto: Luis Lizarazo / archivo Boyacá Siete Días.

Inclusive María Josefa Canelones, parió un niño en las gélidas cumbres de Pisba y Socotá y al día siguiente, iba delante de la ropa, con recién nacido, como señal de fortaleza. Matilde Anaray de Socha, una pastorcita de apenas 11 añitos, fue la primera en entregar sus ropas para vestir a los soldados que sobrevivieron al frio y la lluvia del terrible páramo.

Pero también Juana Escobar, de Corrales, componente de inteligencia del Ejército Libertador, fue asesinada al lado de otros patriotas lanceados, por orden del comandante de los españoles. Casilda Zafra, de Santa Rosa de Viterbo, entregó en ofrenda: el potro, que se convertiría  en el ‘Caballo Palomo de Bolívar’. Juana Velasco de Gallo, organizó la confección de cientos de camisas para los soldados y organizó el banquete de bienvenida a los héroes Libertadores, en su entrada triunfal a Tunja, Ciudad Heroica y Taller de la Libertad.

Se ha logrado hacer conciencia de episodios que protagonizaron hombres, mujeres, niñas y niños en esta tierra. Foto: Luis Lizarazo / archivo Boyacá Siete Días.

Es preciso mencionar además a Estefanía Parra, pastorcita de Puente de Boyacá, quien le indicó a Santander por dónde podía cruzar el río y sorprender al enemigo en pleno combate sobre el puente. Pedro Pascasio Martínez, de Belén de Cerinza, de doce años apenas quien en compañía del negrito José, apresaron a Barreiro después de la batalla de Puente de Boyacá, luego de que éste les ofreciera una bolsa con monedas de oro, pero  los dos niños rechazaron el soborno y prefirieron la pulcritud y lealtad con la Patria y lo llevaron ante El Libertador.

Pedro Pascasio y Negrito  José

Niños de Boyacá,
de Colombia entera,
de humilde cuna
como el de Nazaret;
de Valor y Grandeza.

 Cuando la patria los llamó,
allá estuvieron,
Puente de Boyacá
bastión de Libertad.

 Niños Incorruptibles
de mirada sublime
como la luz de las estrellas,
como el verde esmeralda,
como el verde esperanza.
niños del ayer y del hoy
y del siempre mañana.

Matilde Anaray de Socha, una pastorcita de apenas 11 añitos, fue la primera en entregar sus ropas para vestir a los soldados que sobrevivieron al frío y la lluvia del terrible páramo. Foto: Archivo Particular

No hay duda que en el conocimiento de nuestro pasado glorioso, se ha logrado hacer conciencia de episodios que protagonizaron hombres, mujeres, niñas y niños el favor de la causa de la Independencia y la Libertad, han infundido una estructura sólida en el pensar y actuar de  quienes somos descendientes de aquella sublime generación de héroes Libertadores, que ofrendaron hasta sus propias vidas por darnos Patria y Libertad.

BOYACENSIDAD… en la contemporaneidad, se manifiesta en la consagración de nuestros campesinos, cuando con su labor y esfuerzo han tejido con sus propias manos transformando la campiña con pinceladas, a punta de azadón, pica, machete y pala, en una ‘preciosa manta de retazos’, de hermosos cultivos de papa, cebolla y magníficos frutales que son formidable despensa de todos los colombianos.

BOYACENSIDAD… ver con complacencia importantes empresarios que han dedicado destinado parte de sus dividendos para aliviar las necesidades de los más necesitados. Es también, cuando todos procuramos ser mejores ciudadanos, en el desempeño de nuestros oficios y obligaciones.

Los boyacenses, somos grandes servidores públicos, especialmente al servicio de la Patria, en las fuerzas militares, en nuestro Ejército y Policía. Finalmente somos referentes de espiritualidad, laboriosidad, honestidad, perseverancia.

Juana Velasco de Gallo, organizó la confección de cientos de camisas para los soldados. Foto: Archivo Particular

En mi condición de Patriota Boyacensista declaro con orgullo que haber nacido en esta maravillosa tierra madre de la Libertad de América es el privilegio más grande que pueda tener ciudadano alguno de todo el planeta. Soy Chiquinquireño ‘cuatro manos’, por mi capacidad de trabajo. Soy rezandero, consagrado a la Santísima Patrona de Colombia, la Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Soy el más humilde y modesto de todos los boyacenses, colombianos y Bolivarianos… pero orgulloso como el que más, por la misión que cumplo con gran fervor y orgullo, en beneficio de Boyacá.

YO SOY DE BOYACÁ

Aquí toy’ patrón…yo soy Anselmo,
Pa’ servirle a Sumercé y a la Virgen de Chiquinquirá,
cuando iba pa’ la güerta se me arrimó don Jacinto
y me dio su recadito…

Yo no sé qué me pasó, me agarró la tembladera,
a yo ese jrío’ en el cuerpo no me dejó cavilar
y pasaron por mi mente cosas güenas, malas, güenas, en jin’…

Solo que’n después, tranquilo…
y sin ningún ajanmiento
y pidiéndole consejo a Taita lindo del Cielo,
me resolví… y aquí toy…
y no pa’ pedir disculpas,
porque sin amor no se hace,
lo que pasó
con su hija la Carmenza.

Yo soy muy probe y muy bestia
pero tendrá que escuchar,
asina no las entienda,
porque yo soy de aquí,
yo soy del campo,
onde la ley… son el amor y la concencia,
onde naitica se arregla o se destruye,
según la convenencia, como en tuiticas
las ciudades de la tierra.

Al amor no le buscamos,
el es el que nos encuentra
pa’ querernos sin orgullos o vergüenzas,
pa’ entregarnos completicos al deber y a la querencia.

Ayer el amor nos juntó sin cura, sin iglesia, sin promesas,
pero eso sí, con el alma pura y sin necesidad de bendición ajena
y hoy patrón, cuando el temor en yo no ha hecho mella,
toy’ dispuesto a enjrentarme al desino,
con valor y respeto…
pa’ que los demás prendan.

La vaca, la burra, la güerta, serán nuestra riqueza,
Pa’ que cuando nazca el hermoso jruto de nuestra querencia
se crie sano y honrao…
sea un hombre apega’o a la siembra
y al placer de la cosecha.

Eduardo Malagón Bravo