Boyacá, tierra del Bicentenario

Quien ha recorrido las magníficas tierras de Boyacá sabe de la belleza de sus pueblos, de sus ciudades, de sus montañas. Quien ha estado en Boyacá sabe del talante de su gente: gente amable, resiliente, siempre dispuesta a trabajar por sus familias, por su departamento y por su país.

*Por: Iván Duque Márquez,
Presidente de Colombia

Iván Duque Márquez, presidente de Colombia. Foto: archivo Boyacá Siete Días.

En Boyacá se puede encontrar todo esto, y, además, se puede escuchar aún el eco de la gesta que nos dio la independencia. Los boyacenses recibieron con los brazos abiertos a las tropas patriotas, las reconfortaron luego de la hazaña de haber cruzado el páramo de Pisba enfrentándose a la dureza de los elementos, al frío inclemente, a la lluvia que muchos soportaron con el pecho descubierto.

Los héroes de la independencia encontraron en los boyacenses el apoyo que necesitaban para continuar su lucha por la causa de la libertad. No solo les dieron ropas, comida y bebida, sino que muchos de ellos se unieron a las filas comandadas por Bolívar, renovando la fuerza del Ejército Libertador.

En tierras boyacenses se dieron batallas definitivas para derrotar a los realistas. El Pantano de Vargas fue testigo del arrojo y el valor de los patriotas, que en un momento de la batalla se vieron superados y creyeron hundirse en la derrota, pero encontraron el coraje para revertir la situación.

La historia ha atesorado aquellas palabras que pronunció el Libertador en la hora decisiva: “¡Coronel Rondón, salve usted la Patria!”. Juan José Rondón y sus lanceros indomables cargaron contra las tropas realistas sin sombra de miedo o de duda, y lograron que el ejército del rey abandonara sus posiciones y se replegara para no ser aniquilado. Este momento épico de nuestra historia ha sido inmortalizado en uno de los más bellos monumentos del país, incluso del mundo: el Monumento a los Lanceros que creó el maestro Rodrigo Arenas Betancourt y que es hoy uno de los atractivos turístico de la hermosa Boyacá.

La que pasó a ser conocida como la Batalla de Boyacá hirió de muerte al dominio español sobre nuestro país. Foto: archivo Boyacá Siete Días.

Terminaba esa batalla, pero seguía la guerra. Luego de días de constantes movimientos, de espionaje, de tensión y estrategia, patriotas y realistas volvieron a encontrarse en las afueras de Tunja, en el puente sobre el río Teatinos. Los hombres de José María Barreiro, el comandante español, defendían el puente con tenacidad, pero las fuerzas patriotas lograron vadear el río y remontar el terreno montañoso para rodear al enemigo. Entonces el general Santander, que dirigía la vanguardia del Ejército Libertador, cargó con sus hombres sobre el puente y doblegó a los realistas.

Barreiro intentó escapar y buscó esconderse en unas piedras cercanas al lugar de la batalla. Pero allí lo encontraron un soldado conocido como Negro José y otro que era apenas un niño: Pedro Pascasio Martínez. Ante la posibilidad de la captura, Barreiro ofreció oro para que lo dejaran escapar. Pero Pedro Pascasio, un héroe boyacense, no oyó el canto de sirena del lucro deshonroso y eligió cumplir con su deber como el más grande de los patriotas.

La que pasó a ser conocida como la Batalla de Boyacá hirió de muerte al dominio español sobre nuestro país. Al conocer las noticias sobre la derrota, el virrey Sámano huyó de Santa Fe, que quedó lista para recibir a Bolívar y al Ejército Libertador. Era el amanecer de nuestra independencia.

Los héroes de la independencia encontraron en los boyacenses el apoyo que necesitaban para continuar su lucha por la causa de la libertad. Foto: archivo Boyacá Siete Días.

Hoy seguimos recordando con gratitud y respeto los nombres y las hazañas de esos héroes que fueron capaces de ver un futuro brillante, un futuro sin cadenas, sin opresión. Un futuro de libertad y democracia para muchas generaciones. ¡Felicitaciones a todos los hijos de esta linda tierra, en el Día de la Boyacensidad!