El tiempo en la pospandemia – Carlos David Martínez Ramírez – #ColumnistaInvitado

El tiempo es un tema recurrente en la obra literaria de grandes escritores. En términos físicos, el tiempo no existe, es una convención humana, a pesar de esto, o posiblemente por esto mismo, es un tema que resulta apasionante para muchos.

Un ejemplo de la subjetividad en la percepción del tiempo se encuentra en el refrán norteamericano que reza “para el niño está muy lejos la navidad, mientras para el viejo está cada vez más cerca la hora de su muerte”. Cuando somos niños el tiempo pasa muy despacio, a medida que crecemos sentimos que el tiempo transcurre cada vez más rápido.
Es común que quienes viven en ciudades grandes lleven un ritmo más acelerado, por el afán implicado en la movilidad, o posiblemente por la naturaleza misma del sistema productivo; el tiempo es oro, es un lema que se lee en Nueva York, sólo por poner un ejemplo.
Es posible que esto cambie durante la pospandemia, la obligatoriedad de mantener la distancia muy seguramente llevará a que los ciudadanos sean más pacientes para hacer filas, respetar los turnos, aceptar que los sistemas de transporte masivo no pueden colapsar, entre otros aspectos de la cotidianidad.
En la película In Time, dirigida por Andrew Niccol, estrenada en el 2011, con el título El precio del mañana para Hispanoamérica, se describe una sociedad en la que el tiempo de vida se ha convertido en el equivalente al dinero, los ricos pueden vivir muchos años e incluso eternamente, no tienen afán por moverse porque tienen todo el dinero, es decir, todo el tiempo, mientras los más pobres tienen que moverse aceleradamente para garantizar su sustento diario.
Un retrato futurista interesante que señala la inequidad y la segregación espacial, la cual se experimenta hoy en Colombia, en uno de los niveles más altos, comparativamente con otros países, en el ámbito de América Latina estamos en el top 3 de los más desiguales y en el ámbito mundial en el top 10.
Hoy las personas experimentan el tiempo de maneras variadas durante el confinamiento, los cambios en los hábitos de sueño son uno de los factores que afectan su percepción; intuitivamente, algunos pueden señalar que tenemos más tiempo libre, pero para quienes tienen que combinar actividades domésticas, con el trabajo y el cuidado de los menores, pueden llegar a sentir que el tiempo no alcanza. Claramente, hay un periodo de ajuste y es posible que actualmente muchas personas ya hayan logrado adaptar sus agendas a la nueva dinámica que nos exige el confinamiento obligatorio.

James Joyce en su libo Ulises, considerado por algunos críticos la mejor novela escrita en inglés en el siglo XX, narra una serie de hechos que acontecen durante un día en la vida de Leopoldo Bloom. En otra novela, del mismo autor, titulada Retrato del artista adolescente, se narran periodos de la vida de un artista, describiendo varios días e incluso meses en un solo párrafo.

La maestría, de este escritor, para manejar el tiempo en sus obras, me llevó a reflexionar sobre cómo dimensionamos el tiempo hoy, podemos asimilar muchos relatos de manera breve y también es posible sentir que cada día trae un cúmulo de aventuras inconmensurables.