Las siete razones por las cuales Tunja es respetada hoy como la capital de Boyacá

Tunja, la ciudad que cumple 481 años de fundación, tiene sobrados méritos y títulos para ser la capital de Boyacá, pero no siempre ha demostrado esa supremacía y en varias décadas, especialmente en la segunda mitad del Siglo XX, dio la impresión de que se estaba rezagando y que Duitama y Sogamoso podían superarla en crecimiento y desarrollo.

Panorámica de Tunja, capital de Boyacá. Foto: Archivo Particular
Panorámica de Tunja, capital de Boyacá. Foto: Archivo Particular

Por: Ricardo Rodríguez Puerto,
Periodista, especial para Boyacá Sie7e Días

Desde el seis de agosto de 1539, cuando fue fundada por el capitán del ejército español Gonzalo Suárez Rendón, la ciudad ha sido centro administrativo y político; el 9 de diciembre de 1811 fue declarada como capital de las Provincias Unidas de la Nueva Granada y hoy también tiene un reconocimiento como el corazón del departamento en temas la cultura, literatura y la educación.

El 29 de marzo de 1541, el emperador Carlos V le otorgó a Tunja el título de ciudad muy noble y muy leal. Tunja recibió también, de un monarca español, Escudo de Nobleza, caracterizado por el águila negra de alas desplayadas, de doble cabeza y sus testas con una corona de oro, que aún hoy hacen parte del símbolo de la ciudad.

Plaza de Bolívar de Tunja años 40s
Plaza de Bolívar de Tunja años 40s. Archivo Banco de la República, Imprenta Departamental de Boyacá, Imprenta de la Uptc/colección Corporación Centinelas Tunja

Desde sus primeros años, en el Siglo XVI, la ciudad tuvo una gran presencia de diversas comunidades religiosas, como los Dominicos, Franciscanos, Agustinos, Jesuitas, Carmelitas, Clarisas y las Concepcionistas, que se establecieron en su suelo e impulsaron construcciones de grandes templos y conventos.

Y, finalmente, por su valioso aporte a la guerra de La Independencia, el libertador Simón Bolívar llamó a Tunja ‘cuna y taller de la libertad’. No se puede olvidar que en su territorio, en el Puente de Boyacá, se selló la Independencia de Colombia y de cuatro naciones más.

Con todos esos títulos y reconocimientos, no era absurdo pensar que Tunja sería una de las principales ciudades del país y que podría competir con Bogotá, Medellín, Cali o Cartagena.

Dos siglos complicados

Casi todo el Siglo XIX fue complicado para Tunja, pues la apertura de las primeras carreteras del país comenzó a dejarla aislada, pues ya no era paso obligado para quienes llegaban de Europa o para quienes se desplazaban entre Venezuela y Santa Fe de Bogotá.

Adicional a eso, los cinco presidentes de origen boyacense que gobernaron al país durante los primeros años de La República, no dejaron obras significativas para su tierra y menos para Tunja: José Joaquín Camacho, que era oriundo de Tunja (1814-1815); José Ignacio de Márquez (1832; 1837-1841); Santos Acosta (1867-1868); Santos Gutiérrez (1868-1870); y Sergio Camargo (1877) pasaron sin pena ni gloria y no dejaron huella en el territorio que los vio nacer, lo  que muchos atribuyeron a la pobreza de las finanzas en la que quedó el país después de las guerras de la independencia y a las guerras internas que enfrentó ya en los tiempos de ‘libertad’.

Hotel Centenario años 40s Tunja
Hotel Centenario años 40s Tunja. Archivo Banco de la República, Imprenta Departamental de Boyacá, Imprenta de la Uptc/colección Corporación Centinelas Tunja

A comienzos del Siglo XX Tunja ya mostraba un atraso frente a muchas otras ciudades colombianas, al menos en temas de crecimiento poblacional y desarrollo de obras de infraestructura.

Un censo de 1901, realizado en medio de complicadas circunstancias de guerra civil, determinó que Bogotá tenía 195 mil habitantes; Medellín, 86 mil;  Cali, 65 mil; Barranquilla, 63 mil; Bucaramanga, 60 mil; Cartagena,. 55 mil; y Tunja, 45.000.

¿Por qué Tunja tuvo un crecimiento poblacional (y al hablar de poblacional se entiende que el crecimiento de los habitantes es un indicativo de crecimiento en los demás aspectos, incluida la pobreza) tan reducido en el Siglo XX?, se preguntaba hace poco Enrique Santos Molano en un artículo de la revista Credencial.

Pues Santos Molano da la explicación y señala que a los tunjanos y a los boyacenses les gusta explicar que la desgracia de Tunja fue haber quedado tan cerca de Bogotá.

Sin embargo- dice el mismo autor- la razón del estancamiento de Tunja no es su cercanía con Bogotá. “Tunja, como las demás ciudades de bajo crecimiento en el Siglo XX, quedó atrás por sus dificultades para el suministro de agua potable, problema que enfrentó por algo más de cuatro siglos, desde su fundación en 1539 hasta el comienzo de la década del 90 del Siglo pasado”.

En el  Siglo XX vinieron otros tres presidentes colombianos de origen boyacense, Rafael Reyes Prieto (1904-1909); Enrique Olaya Herrera (1930-1934) y Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957).

TUNJA (Boyacá). Fundada el 6 de agosto de 1539 por el capitán Gonzalo Suárez Rondón. Título de ciudad "muy noble y muy leal" por real cédula de Carlos V, del 30 de marzo de 1541.
TUNJA (Boyacá). Fundada el 6 de agosto de 1539 por el capitán Gonzalo Suárez Rondón. Título de ciudad «muy noble y muy leal» por real cédula de Carlos V, del 30 de marzo de 1541.

Reyes fue el encargado de promover la apertura de la Carretera Central del Norte, llevándola hasta su natal Santa Rosa; y Rojas Pinilla, oriundo de Tunja,  fue quien más le ha dejado obras a la capital boyacense, entre ellas la  sede de la UPTC, la ampliación de la carretera Tunja-Bogotá, el estadio La Independencia, el Batallón Bolívar, la represa de Teatinos y el edificio de la Alcaldía, en el centro de la ciudad.

Sin embargo, en la segunda mitad del Siglo XX y debido a procesos de industrialización de los que Tunja se había marginado, Duitama y Sogamoso tomaron un auge inusitado. Duitama, por la dinámica que le imprimió la industria molinera y el sector del transporte, con la llegada, además, de empresas como Sofasa, Bavaria y Postobón; y Sogamoso por la generación de empleo y riqueza alrededor de la industria cementera y siderúrgica.

‘Hitos’ que cambiaron la historia

Estos son los siete hechos o situaciones que cambiaron la historia para Tunja y que la ciudad sea vista hoy con ojos distintos por los demás habitantes de Boyacá e incluso del país.

  1. Solución al problema del agua.

Después de cuatro siglos de dificultades para abastecer de agua potable a sus habitantes, en 1996, bajo la administración del ingeniero Manuel Arias Molano, Tunja pasa a contar con un servicio las 24 horas del día. Aunque no todos comparten la forma como Arias concesionó el sistema de acueducto y alcantarillado, muy pocos niegan que las medidas tomadas por su gobierno solucionaron el problema de raíz y que con el aporte de capital privado fue posible prestar un servicio de manera eficiente, aunque no necesariamente económica para los usuarios.

Para casi todos los observadores, la concesión del acueducto con las implicaciones que eso generó en el servicio provocó que el desarrollo de Tunja despegara y que la capital de Boyacá retomara el camino del desarrollo. Muchos consideran que los problemas de suministro de agua causaron un retraso de por lo menos 20 años en el desarrollo de la ciudad y que esa problemática originó que Tunja no esté hoy a la altura de las cinco principales capitales del país.

Lo cierto es que el problema del agua en Tunja, que fue conocido y aceptado por todo el país como si no hubiera manera de solucionarlo, causó el desplazamiento de la industria hacia Duitama y Sogamoso y el éxodo de muchos raizales hacia Bogotá y otras regiones del país.

Después del gobierno de Arias Molano, con la llegada de Sera Q.A., que después se convirtió en Proactiva y más tarde en Veolia Tunja, nunca más se han registrado problemas de abastecimiento de agua y las nuevas generaciones ni siquiera están enteradas que alguna vez la ciudad padeció de sed, lo que muchos le atribuían a la maldición de Hunzahúa, un cacique muisca que, según la leyenda, tuvo una relación incestuosa con su hermana, razón por la cual la ciudad fue condenada a padecer eternamente de falta de agua potable.

  1. La Avenida Universitaria.

Fue el ingeniero Iáder Barrios Hernández, secretario de Infraestructura de la administración de Manuel Arias Molano, el encargado de hacer la proyección de todo el desarrollo vial del norte de Tunja, que incluyó la Avenida Universitaria, que hasta ese entonces muy pocos habían imaginado, si siquiera los propietarios de esos terrenos, entre quienes estaban algunas de las familias más tradicionales de la ciudad.

Barrios se imaginó y propuso una vía paralela a la Avenida Norte y como muy pocos le creían se montó en un buldócer y comenzó a hacer el descapote de los terrenos, incluso ante el inconformismo de los propietarios de las tierras.

En ese tramo, por entre potreros, se construyeron y pavimentaron 4.5 kilómetros de vía nueva, que tuvieron un costo cercano a los 2.200 millones de pesos. La mayor parte de la obra fue realizada de manera directa por el municipio, con maquinaria y personal de la Secretaría de Infraestructura. Solamente las obras de arte fueron contratadas y ejecutadas por un particular.

La Avenida Universitaria se convirtió en el mayor polo de desarrollo de Tunja, los propietarios de las tierras, que hicieron cesión al municipio para que pudiera construirse la nueva vía, lograron posteriormente millonarias utilidades, pues el costo del metro cuadrado se multiplicó y en los alrededores nacieron los grandes centros comerciales y modernos complejos residenciales.

Primero llegó Unicentro, posteriormente Macro, Green Hills y, hace unos pocos años, el Éxito y  Carrefourt; varias universidades y colegios construyeron sus sedes cerca de esta arteria vial y el desarrollo comercial ha sido vertiginoso.

  1. El viaducto de Tunja.

Esta obra, construida por el Gobierno departamental durante la administración de Jorge Eduardo Londoño no es de la dimensión ni del tamaño de otras que ahora existen en las grandes ciudades del país, pero le dio a capital boyacense una imagen de ciudad moderna.

El viaducto tiene 400 metros de longitud, costó 18.000 millones de pesos y permite la conexión entre la ciudad antigua y colonial con la ciudad contemporánea, particularmente con el sector que se ha posicionado durante los últimos 15 años como polo de desarrollo residencial y comercial.

La obra fue concebida por el secretario de Hacienda de ese entonces, Raúl Alberto Cely, quien fue el encargado de garantizar las partidas presupuestales hasta su inauguración en agosto de 2008.

  1. La variante de la doble calzada.

La variante de Tunja estuvo siempre contemplada como parte del proyecto de construcción de la doble calzada entre Briceño y Tibasosa, pero había una gran posibilidad de que la obra se aplazara o incluso que se cancelara, como ha pasado con las variantes de Paipa y Duitama.

En el 2008, las obras de construcción de esa variante, por parte de la firma concesionaria de la vía Solarte y Solarte, avanzaban a paso de tortuga, pero en marzo de ese año, durante un Consejo Comunal del presidente Álvaro Uribe en Garagoa, el alcalde de Tunja, Arturo Montejo Niño, le pidió al primer mandatario que le ayudara para que la obra se ejecutara más rápidamente.

En presencia del director del Invías de entonces y del ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, Uribe llamó telefónicamente a Carlos Solarte, de la firma Solarte y Solarte, y le pidió que se acelerara la construcción de esa variante con el objetivo de entregarla el 7 de agosto de 2009, como en efecto se hizo.

Esta es la obra de infraestructura más grande que se ha hecho en Tunja en toda su historia y tuvo un valor de 260.000 millones de pesos, que fueron asumidos como parte de la concesión de vía y pagada por los usuarios mediante peajes. La variante de Tunja tiene cinco viaductos, incluyendo un puente sobre el río Chulo, y permitió sacar el tráfico pesado de zonas que hoy son consideradas como céntricas de Tunja. Esa variante desembotelló el tráfico por la Avenida Oriental y la Avenida Norte.

  1. Capital de la paz

Durante la época más violenta de la guerra por presencia de guerrilleros y paramilitares en Colombia, Tunja estuvo al margen de ese conflicto.

Entre 1995 y el 2010, cuando se presentaron los más cruentos hechos de violencia por cuenta de las Farc, el ELN, grupos de autodefensas y bandas criminales en casi todos los departamentos del país, con implicaciones en varias provincias de Boyacá, Tunja fue una de las pocas capitales que se mantuvo en paz.

Esa situación originó que la ciudad se convirtiera en el destino de miles y miles de habitantes de las provincias de Norte, Gutiérrez y Valderrama, que fueron azotadas por la violencia guerrillera y que desde  departamentos, como Cananare, Santander y Arauca, entre otros, llegaran jóvenes a estudiar y aprovechar el ambiente de tranquilidad que se vivía en Tunja.

Esa paz también atrajo la atención de muchos constructores de vivienda del país, que vieron en Tunja la posibilidad de desarrollar proyectos urbanísticos. Según datos de Camacol, a finales de la primera década del Siglo XXI fueron aprobadas licencias para la construcción de más de 14.000 nuevas soluciones de vivienda en Tunja, cifra que superó lo que estaba ocurriendo en ese sector de la economía en la mayor parte del territorio nacional, incluso de Bogotá.

  1. Auge de las universidades.

Agua potable durante las 24 horas del día, desarrollo vial y tranquilidad generaron el ambiente perfecto que provocó que Tunja desarrollara su vocación de ciudad universitaria y educativa.

Con la presencia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Uptc, como primera institución de educación superior y decana de las universidades de Boyacá, se comenzó a desarrollar una infraestructura en instalaciones que convirtieron a Tunja en centro de estudios para miles de jóvenes boyacenses de todas las provincias y de quienes llegan de otros departamentos.

Entre las universidades privadas primero fue la Fundación Universitaria de Boyacá, ahora llamada Universidad de Boyacá, la que construyó en el norte de Tunja un impresionante campus con edificios, laboratorios, aulas de clase, bibliotecas y auditorios y después universidades como la Santo Tomás, la UNAD, la Antonio Nariño, la Juan de Castellanos y otras, con una oferta de programas de pregrado y posgrado que atrajeron a cada vez más jóvenes desde todas las regiones del país.

Paralelamente a ese desarrollo de infraestructura educativa, se abrieron posibilidades de empleo para profesores, personal administrativo, cafeterías, restaurantes, librerías y arrendamientos de residencias o habitaciones, que constituyen hoy la fuente de ingresos principales o adicionales para miles de tunjanos.

  1. La nueva terminal de transportes.

La obra de infraestructura más importante para Tunja en los últimos años definitivamente es la nueva terminal de transportes, ubicada en la variante, en la salida hacia Bogotá.

La construcción de la obra fue adjudicada en el primer trimestre de 2015 por el Gobierno de Juan Carlos Granados, quien con recursos del departamento adquirió el predio y quien tuvo que batallar contra los que se oponían a la iniciativa, incluyendo el Alcalde de la época.

La obra, que fue terminada y entregada en concesión durante el gobierno de Carlos Amaya, tiene más de 12.500 metros de construcción bajo cubierta en tres niveles, que incluye oficinas, plazoletas de comida, área administrativa, ascensores, tecnología para reciclaje de agua; 12.500 metros adicionales de plataforma de maniobra (bahías para buses y taxis) y que es considerada como un hito arquitectónico y un modelo de ingeniería en construcciones de su tipo. La nueva terminal de transportes de la capital boyacense fue reconocida por Planeación Nacional en la categoría de ‘regalías mejor invertidas’.

Un factor adicional, que hace que Tunja sea hoy reconocida, admirada y respetada como capital de Boyacá, fue la llegada del fútbol profesional, que originó un reconocimiento adicional en el deporte, que hasta el comienzo del Siglo XXI solo tenía el ciclismo.

En el 2005 Boyacá Chicó llegó a Tunja y en el 2008 conquistó el título de campeón del fútbol profesional colombiano, con lo cual logró ganarse el corazón de muchos boyacenses. La presencia del equipo en Tunja, lo que representó que todos los equipos del país tuvieran que jugar periódicamente en la capital boyacense, le dio a la ciudad una figuración en los noticieros y en los espacios deportivos de todo el planeta.

Unos pocos años más tarde, en el 2011, se produjo el ascenso de Patriotas Boyacá a la categoría A del fútbol profesional y se consolido esa presencia de Tunja en el mundo del fútbol, lo que se complementa con el peso que figuras como Nairo Quintana y Winner Anacona tienen el ambiente del ciclismo internacional.

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