La briega de una artesana Boyacense con la virtualidad

Los adultos mayores no solo se enfrentan a la rigurosidad de los decretos del gobierno que protegen su vida, sino a las barreras de la virtualidad.

La sonrisa de Doña Carmen que ahora y después de mucha briega entró también a la era de la virtualidad.  Fotografía Archivo particular.
La sonrisa de Doña Carmen que ahora y después de mucha briega entró también a la era de la virtualidad. Foto: Archivo particular.

Carmen Palma es una artesana dedicada al oficio y elaboración de llamativas costuras y bodegones a base de retazos con la técnica de «primitivismo sobre tela».

Esta matrona ha dedicado su vida a la confección de novedosas obras de arte con las que, no solamente ha sacado adelante a su familia, sino que ha transmitido la tradición a un grupo de más de 150 señoras, madres cabeza de familia, que hoy se dedican a esta actividad para coser verdaderas piezas de colección, y de paso llevar el pan a la mesa de sus hogares.

Pero no todo ha sido color de rosa, o de los tonos vivos que doña Carmen ambienta en sus obras, porque ahora, y con ocasión del aislamiento, en especial los decretos expedidos por el gobierno para los mayores de la denominada «tercera edad», ella no sabe cómo o a quién acudir para ingresar al mundo de las tecnologías y seguir en vigencia, no solo en la comercialización de su atesorado producto, sino en la enseñanza a las mujeres que ha protegido y apoyado durante años.

Carmen es una Boyacense nacida en Paipa, pero desde hace tiempo se fue para la capital en busca de sus sueños y de posicionar su producto en cuanta feria había, tanto en Bogotá como en todos los rincones del país a donde llegaba con su cargamento de fascinantes elementos que, por su estética y colorido, llamaban la atención de los compradores, y de las mujeres que le consultan para aprender la dedicada técnica.

Ese es el caso de un proyecto que adelantó en secreto y a escondidas de su familia, mientras caminaba los barrios populares del sur de la capital, recorriendo casa por casa, invitando a las madres cabeza de hogar a aprender el oficio de la costura primitivista sobre tela, hasta llegar a tener un gran movimiento de mujeres que aprendieron de ella este arte y gracias a él derivan el sustento de su familia.

Esta técnica de zapatos es el oficio de don Héctor Ocampo el esposo de la persistente artesana Boyacense. Fotografía Archivo particular.
Esta técnica de zapatos es el oficio de don Héctor Ocampo el esposo de la persistente artesana Boyacense. Fotografía Archivo particular.

Doña Carmen sigue luchando para vencer las barreras de la tecnología y a punta de cariño y paciencia, como todo lo que ha hecho, dice que le “cacharrea” todos los días al internet para conectarse con ese mundo que antes de la pandemia la veía de feria en feria, y ahora en la cuarentena no había vuelto a saber de ella.

Aunque su compañero de vida don Héctor Ocampo, otro artesano dedicado a la elaboración de zapatos en tela, ha permanecido, cual centinela a su lado, también para él ha sido complicado el acceso al marketing digital que hoy, más que nunca, es la herramienta necesaria y obligatoria en la nueva realidad ocasionada por la pandemia.

Lo sorprendente es que Doña Carmen y su esposo, contra todo pronostico, se metieron como pudieron al complejo espectro de la web, creando correos corporativos con la denominación  «artesaniashycbogota@hotmail.com«,  en facebook como «artesanías trazos y retazos», y en la plataforma «marketplace», para llegar, ya no solo al país como lo hacían antes, sino al mundo entero con sus obras pintorescas cargadas de una dosis inmensa de cariño y autenticidad.