El Indio Rómulo, el juglar boyacense que creó un estilo para narrar la vida del campesino

“Cuando terminé el último poema que fue Padrecito lindo, Mario Moreno ‘Cantinflas’ se lanzó, me abrazó y me dijo: “Si tú hubieras nacido aquí en México, serías más que yo””, le dijo Rómulo Augusto Mora Sáenz al periodista Ricardo Rondón, en una entrevista que le hizo el 13 de febrero de 2014, a la salida del funeral de Fernando González ‘Pacheco’, uno de sus entrañables amigos.

Y efectivamente, el juglar boyacense, se fue de este mundo con el pesar y la melancolía de la situación de un país en el que es más importante el cantante más vulgar, más vacío, ese que invite a violar las normas y a los excesos, que un artista que dedicó su vida a recoger el dialecto, las costumbres, características y tradiciones del campo, de los abuelos, de la labranza, el cultivo y la cosecha. Igual, ‘el Indio Rómulo’ se va dejando un legado insuperable en el costumbrismo.

Pero no solo era el papá de la ‘Poesía costumbrista’, también era un maestro para el sarcasmo. Irónicamente esos personajes de la alta sociedad a los que les lanzaba sus dardos -contaba a Boyacá Sie7e Días en una de las tantas entrevistas-, eran sus principales seguidores, eran los que lo contrataban a los grandes eventos en los principales escenarios, pero también a sus fiestas privadas, solo para que ‘les cantara la tabla’.

Desde muy niño, según contaba él mismo, viendo las abismales diferencias entre las clases sociales y la vida de los campesinos, comenzó a acoplar todo un estilo único para declamar sus letras y las de otros, negándose a desfallecer de su lucha constante por rescatar la tradición y las costumbres campesinas.

Pero no todo era entonación y memoria, sus capacidades histriónicas se fueron complementando con el paso de los años con un atuendo compuesto por sombrero, bordón, ruana y cotizas, con las que se había constituido en un embajador de la cultura colombiana y que lo llevó a convertirse en un ícono de la cultura boyacense, un señor personaje, que infortundamente no tiene reemplazo. Claro que hay varios poetas costumbristas en Boyacá, pero ninguno le dedica su vida exclusivamente a este arte como sí lo hizo este boyacense, nacido en Monguí el día 23 de abril de 1931.

A sus 89 años de edad y contra todo pronóstico y rumor de retiro, el juglar campesino más importante de Colombia, quien tenía memorizados 153 poemas, 20 de los cuales eran de su autoría, había grabado 12 trabajos discográficos con sus poemas.

La última presentación en público, del Indio Rómulo, fue a mediados de febrero, en un colegio de la capital del país, donde como siempre lo hizo les habló a cientos de estudiantes sobre la importancia de conservar sus raíces y de valorar al campo, al campesino y al arte popular.

Este maestro del arte campesino esperaba morir en un escenario, haciendo lo que más le gustaba hacer en la vida: declamando, pero fue en una clínica en Bogotá, víctima del coronavirus que le terminó ganando la batalla, tras 10 días en cuidados intensivos.