Traigamos a Kant – Carlos David Martínez Ramírez #ColumnistaInvitado

No sabría decir si Kant es muy leído en Colombia, pero al menos sí es muy citado. Entre los estudiosos de la filosofía hay varios campos en los cuales este famoso pensador es importante por su maravilloso esfuerzo para conciliar posiciones en un debate clave de su época entre racionalistas y empiristas, por sus propuestas sobre lo que hoy denominaríamos como desarrollo moral, por sus ideas sobre la educación, el funcionamiento ideal de los gobiernos, las formas correctas de pensar, entre otras cuestiones.
Hay algunos aspectos sobre la vida de Emmanuel Kant muy repetidas, que para algunos pueden resultar anécdotas banales, mientras para otros son temas relevantes que pueden interpretarse como modelos de conducta para cualquier intelectual; tal es el caso de su disciplina para leer, escribir y en general para dedicarse a estudiar.
Uno de estos relatos, muy conocido, es que sus vecinos tenían muy claras sus rutinas, no necesariamente porque fueran chismosos, sino porque siempre pasaba por los mismos sitios a la misma hora, es decir, era una persona con hábitos rigurosos.
Kant da para hablar sobre un montón de cosas, incluso puede ser divertido alrededor de unas cervezas recordar esa frase suya que decía algo así como: casarse o no, de cualquiera de las dos te vas a arrepentir.
Hoy quiero traer a Kant para reflexionar sobre un tema clave para la educación en estos tiempos de confinamiento obligatorio. La pandemia en general y la cuarentena en particular, puede llevar a muchos padres de familia a cuestionarse sobre el papel de la educación institucional formal, especialmente frente al alto costo de los colegios privados y por el tiempo que actualmente los acudientes deben invertir en el seguimiento y acompañamiento en casa, una muestra de esto tiene que ver con cómo se han incrementado las búsquedas en internet sobre educación sin escuela o homeschooling.
Este filósofo planteaba que para entender la finalidad de la educación se puede profundizar en la comprensión entre dos campos: el de los cuidados (Wartung) y el de la formación (Bildung).
Si un padre de familia se enfoca solamente en el aspecto de los cuidados (Wartung), esto es, la manutención y las precauciones para que los niños no hagan uso perjudicial de sus fuerzas, usando términos muy colombianos, se va a sentir “tumbado” con el sistema educativo si los niños están todo el tiempo en el hogar. Si los acudientes revisan la formación (Bildung), podrán reflexionar sobre la importancia de cuestiones complejas como la comprensión, la sabiduría, la transmisión y la transformación de la cultura.
La educación, claramente, implica papeles compartidos, con intenciones y roles convergentes en algunas ocasiones, aunque también con tensiones marcadas por cuestiones políticas, ideológicas, económicas, históricas, espaciales, regionales y coyunturales.

Hoy padres de familia e instituciones escolares tienen una oportunidad maravillosa para repensarse cómo construir comunidades letradas conjuntamente, valores y principios compartidos, ética y estética, o pueden seguir discutiendo en términos de linderos, costos, precios y responsabilidades, independientemente del compromiso de cada parte.

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