La irresponsabilidad del autocuidado – Carlos David Martínez Ramírez – #ColumnistaInvitado

Columnista invitado Carlos David Martínez 100Para algunos expertos la salud es un derecho “oscuro”, básicamente porque implica deberes también. Por ejemplo: tengo derecho a acceder a servicios de salud si me enfermo, y, al mismo tiempo, tengo la obligación, conmigo mismo, de cuidar mis hábitos para mantener un sistema inmunológico activo y prevenir enfermedades.
Históricamente, hemos aprendido que la prevención en salud es mucho más económica, o, mejor, más barata que la intervención. Esto lo aprendieron muchos empresarios en los inicios del siglo XX, cuando, con la pérdida de vidas humanas en condiciones laborales poco salubres, los empleadores entendieron, a las malas, es decir, pagando, que era más barato prevenir accidentes y muertes, que subsanar con indemnizaciones económicas onerosas.
Es evidente que el autocuidado es supremamente importante, especialmente en estos tiempos, los ciudadanos debemos practicar lo que recomiendan los expertos: el lavado de manos, el uso del tapabocas, la alimentación saludable, el distanciamiento social.
La reflexión que quiero hacer tiene que ver con cómo algunos aluden al autocuidado como la única solución posible, esto es lo que considero delicado, especialmente si se incurre en la banalización de las adecuaciones que se deberían garantizar para que la salud sea un derecho y no sólo un negocio. Obviamente que los ciudadanos deben cuidar su propio estado de salud, pero, al mismo tiempo, el Estado debe garantizar unas condiciones mínimas para garantizar una vida digna.
Frente a esta pandemia, en términos regionales, en el caso de Barranquilla es reprochable la actitud de algunos que señalan al folclore del caribe como un aspecto que ha llevado a las personas a no ejercer al autocuidado, lo cual puede tildarse como discriminatorio, e incluso podría hablarse de un caso de auto-discriminación.
En Tunja, es destacable la iniciativa de promover testeos masivos, de cualquier manera, es difícil identificar las mejores prácticas, que sean modelos a replicar. Antioquia y Medellín lo han venido haciendo muy bien, pero ahora su sistema de salud empieza a tener dificultades para atender el crecimiento de casos, es decir, la incertidumbre hace difícil un análisis del desempeño de las regiones que permita hacer generalizaciones confiables.
El autocuidado es muy importante, pero no puede convertirse en el caballito de batalla de algunos responsables de tomar decisiones importantes para mejorar la eficacia y la eficiencia del sistema de salud colombiano, justificando solapadamente su inoperancia.

Para preservar la vida de los ciudadanos tal vez llegó la hora de tomar medidas audaces. Un buen inicio sería que se mejoren los esquemas de contratación de todos los médicos del país, tal vez no necesitan aplausos, ni reconocimientos simbólicos, posiblemente lo que más requieren en este momento sea estabilidad laboral, al igual que la mayoría de colombianos hoy

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