Si antes de la pandemia llamaban Quijotes a quienes mantenían los medios de comunicación en un país donde decir la verdad muchas veces se castiga con la suspensión de la pauta, ahora en medio de esta crisis no se sabe cuál será el apelativo para los que contra viento y marea siguen firmes en su decisión de informar y entregar la noticia, pese al descalabro económico y social del país y el mundo.

Ese parece ser el caso de El Espectador que no levanta cabeza hace varios años en cuanto a sus finanzas se refiere, pero ha seguido dando la batalla pese a la notoria disminución de la pauta, que ha generado una baja y disminución de más de 10 mil ejemplares diarios.
Por todo esto las directivas están evaluando la posibilidad de suspender la circulación diaria para convertirla en semanal y de esta manera mantenerse en medio de la crisis, lo que ocasionaría la salida de muchos empleados entre periodistas, editores, reporteros y diseñadores, además de un grueso número en la planta administrativa.
Así las cosas, El Espectador que fue creado en el año de 1887, enfrenta una nueva crisis luego que, tras la difícil situación económica de 1990, en el año 2001 su circulación pasó a ser semanal y solo 7 años después pudo volver a la modalidad de diario.
La exorbitante subida del dólar ha hecho que se incremente los costos del papel, aseguró Fidel Cano, director del medio y quien por varios años ha representado esta casa periodística haciendo todos los esfuerzos posibles para mantener el rótulo de un impreso, que a decir de muchos es un patrimonio nacional, sin embargo, como a todo lo que se le denomina con este romántico nombre en nuestro país, al parecer está condenado al olvido y al trabajo en solitario.
Otros medios como El País de Cali iniciaron el proceso de declaratoria de quiebra e insolvencia, mientras algunos regionales y nacionales siguen dando la batalla y le apuestan al robustecimiento de contenidos, en una especie de reinvento, donde se requiere de manera urgente e inaplazable la presencia, respaldo y acompañamiento de los entes público y privado.
Expertos en finanzas y comunicaciones aseguran que los informativos de tradición que han permanecido por más de 20 o 50 años aguantando una y otra crisis y haciendo visible a sus regiones, deben seguir en la lucha porque ellos son los legítimos voceros del pueblo, la verdad y la justicia social; no obstante la pandemia dejó al desnudo la crítica situación de muchos de ellos y por eso en los últimos meses el país ha sido testigo del cierre de un gran número de periódicos, emisoras y noticieros, en tanto que los que persisten se han visto obligados a reducir sus nóminas hasta en un 60% así como a reajustar el salario de sus empleados.