La Fundación pro música nacional de Ginebra Funmúsica sorprendió al país y a los nacionales que habitan en tierras extranjeras con un festival virtual inédito que, a decir de muchos, hizo parte del tan sonado reinvento y otros la calificaron de osada y arriesgada apuesta.
Fueron cinco emisiones por Telepacífico del riguroso concurso y una por las plataformas virtuales para darle oportunidad a los niños del país de mostrar su trabajo en el tradicional Encuentro Infantil “Mateo Ibarra” las que realizó Funmúsica en este histórico 46 Mono Núñez, en medio de la expectativa, los comentarios sin filtro de las redes, el ingenio de los concursantes y la puesta en escena de los que, luego de la selección, lograron llegar a las rondas clasificatorias donde se determinó los nominados en cada categoría.
Hasta un grupo de WhatsApp hubo para los tradicionales remates, en donde quienes tuvieron acceso comentaban de todo, compartían cada quien desde su casa y cantaban – a la distancia – las obras del repertorio nacional, como queriendo vencer la adversidad y la imposibilidad de dar y recibir los abrazos que son tan añorados en la cálida y musical Ginebra.
Los contertulios le apostaban a los de su preferencia, o se inclinaban por los que el regionalismo de su corazón les indicaba, las barras se hicieron sentir a través de improvisados videos – tomados con los celulares y subidos de inmediato a las redes desde cualquier lugar del país y el mundo, algo que nunca antes se había hecho y que es lo que hoy nos permiten las nuevas tecnologías.
Los jurados, desde su casa, tal vez tuvieron la oportunidad de consultar sus apreciaciones con la familia, algo que antes no era posible, en tanto que los concursantes pudieron haber grabado una y otra vez hasta lograr la toma perfecta, oportunidad que tampoco se había tenido.
Los presentadores dialogaban entre ellos, María Isabel Saavedra desde Miami y Juan Consuegra en Cajicá como si estuvieran frente a frente haciendo creer a muchos que estaban en la misma sala, en tanto que durante las transmisiones aparecían de manera repentina los saludos de personajes de la farándula, el periodismo y las delegaciones como algo novedoso e inédito.
La noche de la final el presidente Iván Duque, la Ministra de Cultura, La Gobernadora del Valle, el director de Telepacífico y por supuesto los representantes de la junta directiva de Funmúsica entregaron sus mensajes al país y todos coincidieron en decir que el Mono Núñez es “patrimonio musical y cultural de la nación”, ratificando con esto que el certamen es realmente el evento rector de los festivales de la zona andina de Colombia y uno de esos tesoros que hay que cuidar y proteger a toda costa.
La añorada estampilla fue lanzada en la noche de la final como un instrumento útil, no solo para inmortalizar el evento en el imaginario colectivo del mundo, sino con el fin de lograr a través de ésta, importantes recursos que permitan, por fin, ese punto de equilibrio entre las finanzas, los esfuerzos y las exigencias que para un evento de estas características son cada día más grandes.
Muchos melómanos con posibilidades adquirieron los abonos de manera virtual como un acto simbólico de solidaridad y apoyo con el festival y otros prefirieron los boletos de primera fila para poder disfrutar desde la comodidad de su sillón lo más excelso del repertorio colombiano.
Desde el mismo momento en que se dio inicio al Mono Núñez virtual, no pararon los mensajes de felicitación a Funmúsica y a sus directivas en cabeza de Jorge Humberto Escobar Sinisterra, Bernardo Mejía Tascón y la gran familia de esta fundación por la acertada decisión de no permitir que el COVI-19 le robara la esperanza al país y más en momentos que nuestra música volvió a encontrar «como la naturaleza, el aire limpio para respirar».
Atrás quedaron los «débiles dardos» de los críticos de siempre, aquellos que no encuentran nada bueno en nada pero que esta vez no pudieron trascender con las polémicas por redes y eso que es el auge de la virtualidad donde todos opinan lo que quieran «sin ton ni son», pero en esta oportunidad el talento de los nuestros permeó las plataformas y el bambuco se impuso con su voz dulce y sonora.
El homenaje no escapó al cuidado de cada detalle durante la realización del evento haciendo justicia con un querido juglar que por muchos años ha sido bastión del comité técnico del concurso y uno de esos seres humanos que le ha dejado inspiradores relatos al pentagrama nacional a través de su atesorado conocimiento, el maestro José Iván Hurtado Hidalgo.
Telepacífico fue el gran aliado para la realización, producción y emisión de los cinco capítulos donde se puso en la vitrina del país y el mundo las rondas clasificatorias y la noche de la gran final, en tanto que Boyacá Sie7e Días fue el cómplice para la producción y edición del Encuentro Infantil Mateo Ibarra a través de su plataforma virtual.
Cada transmisión cerró con el conmovedor video producido por Funmúsica y la delegación de Caldas que puso en todo su esplendor el himno del Festival «Vivir Cantando» del compositor vallecaucano Lucho Vergara en interpretación de la Orquesta Sinfónica de Caldas y un ramillete de selectos personajes del repertorio colombiano.
Finalmente presidente y el director ejecutivo de Funmúsica dieron lectura al fallo emitido por el jurado calificador y como pasa en este y todos los concursos, unos dicen que fue acertado y otros controvierten lo dicho por los que con planilla en mano están atentos a cualificar cada respiro y cada digitación para tener argumentos que les permita debatir su veredicto; sin embargo en esta oportunidad todos coincidieron en aplaudir de pie a la organización hasta el último momento cuando el Encuentro Infantil cerró con broche de oro la memorable versión.
Los premiados
La nariñense Katherine Andrea Muñoz en la modalidad vocal, y el santandereano Francisco Javier Rivera en la modalidad instrumental fueron los ganadores del Gran Premio Mono Núñez.
Esta decisión fue otro reto que asumió el jurado calificador integrado por los maestros Magnolia Sánchez Mejía, Vladimir Ardila Medina y Carlos Alfonso Velásquez García quiénes después de varios días de revisar los videos que los concursantes enviaron, decidieron el fallo en el que también seleccionaron como el mejor solista vocal a Katherine Andrea Muñoz, mejor solista instrumental a Francisco Javier Rivera, el Premio Briceño y Añez mejor dueto vocal para Simisol de Tolima y Valle, como mejor grupo instrumental Presto Ensamble de Caldas y mejor dueto o trío instrumental Ciprés, trío de Cauca.
Se hizo merecedor al premio como Mejor guitarrista Carlos Andrés Quintero Badillo, quien acompañó a Francisco Javier Rivera y recibe una guitarra donada por el maestro Lucho Vergara, en tanto que el Premio Pacho Benavides al Mejor Tiplista fue para Juliana Peña Pico – solista instrumental de Santander, Maicol Ferney Parra del Dueto Flautolita del departamento de Boyacá se hizo merecedor al galardón como Mejor Bandolista premio “Diego Estrada Montoya” y Víctor Manuel Rodríguez solista instrumental de Cundinamarca fue exaltado como Mejor Requintista premio “Jorge Ariza Lindo”.
Las obras inéditas ganadoras fueron: el vals «El cielo de tus ojos» de María Isabel Mejía Gómez en la modalidad vocal y el bambuco «Arreboles» de Carlos Andrés Castañeda en la modalidad instrumental.
Por los sistemas digitales, los móviles y las plataformas unos y otros se abrazaron y despidieron, coincidiendo en que este fue un inolvidable Mono Núñez y que confían en que la Divina Providencia otorgue la oportunidad de volver a la sin igual Ginebra para retornar a lo presencial y recordar la versión virtual como parte del extenso anecdotario del 2020.