Jóvenes en el encierro, un lío mayor en la cuarentena para los padres #Editorial7días

Quienes viven en sus casas con adolescentes o jóvenes, por estos días tienen una preocupación adicional a la de los temas económico, laboral, académico, el encierro, e inclusive el temor por irse a contagiar, y es la actitud, la metamorfosis que han sufrido los jóvenes y adolescentes, situación que los tiene a todos desesperados en medio de la pandemia.

Cuando se pensaba que la mayoría de ellos vivía y sobrevivía en otro mundo, en el mundo digital y que no había nada peor que desconectarlos de su celular, del computador o del televisor, llegó la pandemia y ahora nos estamos enterando de que muchos, luego de tres meses de encierro en medio del desespero en el que se encuentran, estarían dispuestos a cambiar inclusive sus equipos electrónicos y su mundo digital por la vida real, por la vida social, por reencontrarse con sus familiares, amigos, compañeros y con sus mismos vecinos.

Según Gabriel Contreras, CEO de Sinnetic Colombia, entidad que adelantó un estudio en la Universidad del Rosario, “los jóvenes tienen en efecto mayor afinidad y más herramientas tecnológicas para abordar la digitalización en el trabajo y el estudio, pero la socialización parece ser algo que extrañan. Detrás de ir al colegio, a la universidad o la oficina se esconde un conjunto de rituales sociales que internet no logra sustituir con facilidad y esto hace difícil adoptar hábitos productivos en casa”.

Al respecto, el profesor Miguel Gutiérrez, del programa de Psicología y miembro del Centro de Estudios Psicosociales de la Universidad del Rosario, dijo recientemente a la Revista Dinero: “esto es llamativo, ya que, a pesar de ser los ‘nativos digitales’, los mayores usuarios y más conocedores de las redes sociales, ello no suple la necesidad de los encuentros presenciales con sus pares. Es posible que, entre los más jóvenes -estar en sus hogares-, los devuelve a una posición de subordinación que en algunos casos es contraria a la autonomía y libertad que pueden encontrar en sus espacios sociales”.

Lo cierto es que hoy la mayoría de estos miléniales y centéniales, dejaron de lado o apagaron su laptop, sus videojuegos, su celular y se salieron del mundo artificial para asomarse por la ventana, para ver pasar a los pocos que transitan por allí, para saludar a alguien que no tenían ni idea de que era su vecino, están desesperados y mostrando su lado humano, ese que muchos dudábamos que tuvieran o creíamos que habían perdido como nativos digitales.

Sí, para eso también está sirviendo este confinamiento, para que los jóvenes entiendan y valoren un poco más la vida real, el abrazo, la reunión familiar, la visita a los abuelos, los paseos y reuniones familiares, esos a los que siempre cachaban o iban obligados para estar presentes físicamente, pero totalmente ausentes en su atención y en su actuar, por estar conectados en su mundo paralelo, siempre haciendo mala cara y en una mala actitud.