¿Y los eventos virtuales si pasaron la prueba? – José Ricardo Bautista Pamplona – #Columnista7días

Durante el primer puente festivo de los que están programados en el mes de junio los organizadores de eventos culturales se dieron la pela y los realizaron de manera virtual, una verdadera hazaña que dejó en unos un sabor agridulce, y en otros el experimento del fracaso.

El festival más importante de la música andina colombiana es el Concurso Mono Núñez quien a decir de los críticos pasó la prueba y los melómanos de este género elogiaron a la organización por semejante reto. Muchos también aseguraron que no se compara con nada el hecho del encuentro, la presencialidad, los abrazos y el compartir con los artistas en los auditorios y escenarios, sin embargo aplaudieron la osada propuesta que pone la contienda 1- 0 toda vez que el festival continúa su curso durante los dos últimos fines de semana del festivo mes de junio.

En el departamento de Boyacá se hizo lo mismo con jornadas como El festival nacional de la ruana, el pañolón, la almojábana y el amasijo en Paipa, El festival de la ruana en Nobsa, el del Corpus Christi en Guayatá y una tanda más de actividades, todas hechas de manera virtual.

Paipa, por ejemplo, hizo transmisiones por Facebook live durante los tres días y desarrolló su agenda con actuaciones de los artistas, las entrevistas y testimonios de los expositores, diseñadores de prendas en lana y los industriales de los amasijos; en tanto que en Nobsa sus organizadores efectuaron proyecciones digitales de lo que, por tradición, se hace en este evento. 

Guayatá en cambio decidió vestir el tapete de flores que tradicionalmente se hacía por las vías de la ciudad en la parroquia principal y cada tramo estaba ilustrado con un cartel donde se anotaron las veredas del pintoresco poblado como queriendo emular que los pobladores de la ruralidad estaban presentes.

A este menú inmenso de programaciones se sumaron los tradicionales conciertos en vivo, las tertulias virtuales, las reuniones digitales, la creación de grupos de WhatsApp, las celebraciones eucarísticas online y hasta remates hubo donde los contertulios sentados al computador y cada quien, desde su casa, brindaban con una cerveza, un traguito y mostraban los pasabocas preparados en familia, como tratando de diezmar la nostalgia y patentizar que a pesar de la pandemia todos estaban alrededor de la hoguera celebrando y disfrutando de sus más caras tradiciones.

Sin embargo, la congestión de las redes fue notoria y las constantes interrupciones de la señal de los aparatos celulares y de internet se hicieron sentir haciendo intermitentes las presentaciones artísticas y dejando al desnudo la deficiente conectividad de nuestros territorios.

En estas tertulias, conciertos y remates se pudo igualmente entender lo que están haciendo los docentes con los estudiantes y el esfuerzo enorme por encontrar metodologías de comunicación en un país que está lejos de tener verdaderas garantías de interconexión que garanticen el adecuado desarrollo de las actividades virtuales.

Ahora bien, eventos como el Mono Núñez tuvieron el acierto de asociarse con el sistema de televisión a través de Telepacífico, facilitando a los espectadores de Colombia y el mundo su seguimiento y aunque las redes, emisoras virtuales y páginas estaban también al servicio del evento, aquí la televisión fue el eje fundamental para el cubrimiento y producción del certamen. 

Entonces volvemos a recordar cuánta falta hace en Boyacá el canal regional que logre por fin poner en la vitrina del país y el mundo a un departamento tan prolifero en cultura, arte, historia, costumbres, paisaje y tradiciones, el canal que nunca se pudo lograr porque fueron más fuertes los apetitos individuales y «politiqueros» que la creación de un sistema de televisión que muestre a Colombia y al mundo lo que tanto se elogia de esta «tierra de la libertad».

Por otra parte, los gobiernos locales están cometiendo un error garrafal, al creer que a través de sus redes sociales pueden reemplazar el trabajo de los medios de comunicación, en especial de aquellos robustos que con su seriedad, credibilidad y trayectoria de años han cosechado grandes audiencias que no se logran de la noche a la mañana y menos si se piensa de manera local y no con una mirada de globalidad como lo exigen las actuales dinámicas sociales y entonces aquí cabe preguntarnos ¿cuáles son los objetivos de estos eventos virtuales?, ¿cuáles son los nichos a los que se pretende llegar y con qué propósitos?, ¿el objetivo es local, regional, nacional o global?

Mas asociatividad entonces de los gobiernos y gestores con los medios acreditados y robustos que garantizan las tan apetecidas audiencias, más propuestas de acuerdos y más solidaridad para que unos y otros logren beneficio y equilibrio en momentos donde lo federativo es la clave para vencer la histórica crisis por la que atraviesa el país y el mundo.

Bien por los que se arriesgaron a hacer los eventos virtuales que no es otra cosa que un libreto de televisión donde intervienen guionistas, programadores, diseñadores, camarógrafos, editores, presentadores y otros profesionales de las comunicaciones que son los que finalmente logran un producto editado de calidad, emitido luego por diferentes plataformas ya sean de televisión o por sistemas digitales.

Son tan subjetivas las cifras de audiencias que maneja cada organización, haciendo creer que fueron miles de personas las que siguieron sus eventos. Sin embargo, vale la pena entender que para captar la atención y lograr esas apetecidas cifras de receptores se debe trabajar con empresas de comunicación, personal idóneo y experimentado que, a propósito, al igual que los creativos y los artistas la están pasando muy mal a causa de la pandemia. No hay nada más toxico y peligroso para un gobernante que un asesor adulador que inventa lo que sea a su jefe con tal de verlo contento y que en casos como éste maquilla las cifras de concurrentes para ganarse la felicitación y el elogio de su superior.

Como dice el dicho “zapatero a sus zapatos” y a hacer alianzas, porque de lo contrario no va a ser posible salir de esta encrucijada y SÍ a los eventos virtuales que por lo menos no dejan morir efemérides de tanta tradición y valía, bien por el esfuerzo y la intención mientras pasa esta crisis, pero por favor con la unión de voluntades porque si los abuelos en su experimentada y sabiduría nos enseñaron que los convites, el trueque y las mingas eran importantes, es porque algo de cierto habrá y llegó la hora de escucharlos.