‘La orden de asesinarme ya está dada y mi muerte será responsabilidad del gobierno’: alcalde de Socotá #LaEntrevista

William Eusebio Correa Durán renunció a su cargo como mandatario, en una reunión virtual frente al ministro de Defensa, congresistas y el gobernador, asegurando que militantes del Eln tienen ya la orden de asesinarlo, porque los está incomodando con lo que dice y hace.

Asegura que irónicamente pertenece al partido de Gobierno, ese mismo que no le presta atención, mientras que, si hubiera salido electo por el partido de la guerrilla, tendría esquema de seguridad, sin pedirlo.

 

¿Qué fue lo que pasó, por qué renuncia a la Alcaldía?

Porque tuve que poner en una balanza mi vida y mi cargo. Me cansé de argumentar, de exigir y hasta de rogar que me protejan, que garanticen que yo pueda seguir ejerciendo mi cargo, el cargo para el que democráticamente fui elegido.

 

¿En dónde renunció?

En un consejo de seguridad virtual en el que tratan de mostrarle a uno que todo está bien, que todo muy bonito, y cuando se tocó el tema de la seguridad de los alcaldes, ninguno apareció porque les da miedo hablar, porque no tienen la confianza y se sienten atemorizados de contar lo que está pasando y el único que salió a reclamar fui yo, porque puse una tutela y salió en segunda instancia a mi favor, pero se están burlando de la institucionalidad, de un juez, y concluyeron que lo que yo requería era un botón de pánico.

 

¿Pero renunció, ya presentó la carta?

Lo hice frente al ministro y les aseguré que no es porque yo quiera, sino porque me están obligando a hacerlo. En su defecto pediré una licencia no remunerada, pero yo no me voy a seguir exponiendo a que me maten.

 

¿Y qué le dijeron cuando anunció su renuncia?

Lo de siempre: que van a tomar las medidas necesarias y que habrá una reunión en 15 días para tomar una decisión, sin embargo, espero reunirme con el señor gobernador personalmente de aquí al martes, para tomar una decisión definitiva. Ahí estaban congresistas, generales del Ejército, de la Policía, inteligencia.

¿Teme por su vida?

No es que tema, es que esa es la orden. Esto es la crónica de una muerte anunciada, a mí me van a terminar matando y todo el mundo lo sabe, desde el pueblo, y los organismos de inteligencia: la Sijín, la Sipol, el Gaula, pero ellos no pueden hacer más de lo que han hecho.

 

¿Quién o quiénes lo quieren asesinar?

Es un tema de retaliación por la forma como los enfrento, por lo que digo. Por ejemplo, el único alcalde que se da a la tarea de irse a recuperar una moto que ellos se habían robado soy yo. A raíz de esto, el Eln manda unas razones con unos campesinos, que tan pronto como el Ejército y la Policía se vayan, le caemos al alcalde para que no sea lambón.

 

¿Qué es lo que pasa con el Eln?

Ha habido varias operaciones en contra de ellos, y el problema es que en este pueblo se la pasa el Gaula del Ejército y de la Policía, pero nadie denuncia, nadie dice nada, pero yo no tengo que ver con esas operaciones, y me culpan a mí porque soy el único alcalde del departamento de Boyacá que es capaz de decir las cosas de lo que está pasando con estos señores.

 

¿Y denuncias como cuáles?

Pues son muchas las cosas de las que uno se entera, que la comunidad le cuenta y mire, yo no le puedo dar detalles, pero yo sé por qué les estoy diciendo, por ejemplo, que se está reorganizando el Grupo Armado Organizado (GAO), residual del frente 28 de las Farc.

 

¿Y se están aliando con el Eln?

No, no señor, esos son negocios independientes.

 

¿En dónde está usted? ¿Desde dónde está ejerciendo su labor como alcalde?

Estoy en Socotá, y desde luego que temo por mi vida, pero tengo un compromiso con mi pueblo y la Policía y el Ejército me protegen, pero en el centro del municipio, y esa es una labor que no les corresponde a ellos. Me protege, además, la comunidad. Yo salgo a la calle y la gente me recomienda que me quede encerrado, que no me arriesgue.

¿Y su familia cómo está?

Pues mis hijos, llorar; mi familia tuvo que salir para Bogotá y para otras partes. Pero ellos se han tenido que mover de diferentes domicilios, pero es una cosa de sugerencias de pura inteligencia militar.

 

¿Cómo son sus relaciones con el Ejército y la Policía?

Yo tengo excelentes relaciones con la Policía y el Ejército. Ellos son los que hasta el momento me han protegido. Mi reclamo es con la Unidad Nacional de Protección.

 

¿Y quiénes tienen que garantizarle ese derecho puntualmente?

La Unidad Nacional de Protección en dos años no ha tenido a un funcionario en propiedad, sino que el mismo Gobierno se la ha pasado delegando al uno y al otro, y no ha tenido un funcionario que escuche, que atienda mis reclamos e inclusive que cumpla la orden que les dio un juez. Ah, pero eso sí, su director anda muy tranquilo en el centro de Bogotá con tres camionetas, rodeado con escoltas, con unos sueldos exorbitantes, mientras al alcalde que fue declarado objetivo militar en Boyacá, por ser un municipio de sexta categoría y por ser un campesino, le entregan un botón de pánico, para que lo oprima cuando esté en peligro y así dar aviso a autoridades que pueden estar a dos días de camino de la vereda en la que yo me encuentro.

 

¿Qué es un botón de pánico?

Es un aparato electrónico y tengo veredas en las que no hay energía eléctrica y, por ejemplo, si yo activara ese botón en El Oso, el Ejército me llegaría por ahí a los dos días.

 

¿Y las reuniones virtuales para hablar del tema de seguridad?

Hace 20 días se dio un consejo de seguridad virtual con el ministro de Defensa y se comprometió con unos temas puntuales, como el del Batallón de Alta Montaña, la base de El Cardón, la base de Socha, ampliación del pie de fuerza en los municipios y seguridad para los alcaldes. Digamos que las circunstancias de orden público han mejorado, pero uno de los temas que le preocupa al Ejército, la Policía, la Defensoría del Pueblo, a los entes de control, es la seguridad de los alcaldes.

¿Y por qué les preocupa, en qué se basan, qué temen?

Porque la Policía hizo un estudio de seguridad desde enero, en el que encontró que 14 alcaldes de Boyacá tienen un riesgo alto, y al alcalde de Socotá el resultado de ese estudio fue de un riesgo extraordinario. Y ese estudio fue enviado a la Unidad Nacional de Protección.

 

¿Y por qué se callan los alcaldes?

Bueno, ese es un tema de inteligencia militar y prefiero no opinar al respecto. Los alcaldes, que son 14 los que están amenazados, se callan porque les da miedo contar qué es lo que realmente está pasando. Es más grave el orden público en Pisba, Paya, Labranzagrande, en el norte del departamento, pero parece como si no pasara nada. Prefieren guardar silencio, el miedo puede más que cualquier cosa. El único que habla es el alcalde de Socotá, pero igual de nada sirve.

 

¿Y usted no es acaso del Centro Democrático?

Eso es lo que más me duele, porque ni siquiera siendo del partido de Gobierno me escuchan. Ni contestan un oficio. Al director nacional de la UNP le he escrito diferentes oficios, pero no responde absolutamente nada.

 

¿Se arrepiente de su militancia en el Centro Democrático?

No, pero me duele mucho. Si yo hubiera sido elegido por el partido de las Farc, tendría medidas sin pedirlas, pero como soy un alcalde del partido de Gobierno, me ignoran.

¿Ya lo habían amenazado, alcalde?

Claro, fui un alcalde ambulante, porque me amenazaron y tuve que gobernar la mitad del periodo desde Bogotá y desde Tunja entre 2002 y 2003. Mi siguiente gobierno fue 2008 – 2011 y también estuve amenazado, pero tenía el esquema de seguridad, había red de cooperantes, policía, pero en esta oportunidad el Estado no me ha querido brindar absolutamente nada.

 

¿A qué más organizaciones o entidades ha acudido?

He hecho de todo. Me preocupa tanto mi vida, que he acudido a Policía, Ejército, Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, Defensoría del Pueblo, en fin, y ya como última salida me tocó acogerme a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; ese es un proceso muy engorroso, pero ya desde Estados Unidos me respondieron que habían recibido la comunicación.

¿Y los congresistas boyacenses qué dicen?

El único al que tengo que agradecerle es a Ciro Alejandro Ramírez de forma directa y un poco a Héctor Ángel Ortiz, pero la verdad es que, por ejemplo, ayer para el consejo de seguridad virtual habían citado a 16 congresistas, pero solo han llegado Ciro, Héctor Ángel Ortiz, y ya en el primero había llegado también Jorge Eduardo Londoño. De resto ningún otro congresista, a pesar de que sabían que era un tema de seguridad del sector norte del departamento. Es que ni a la misma representante Neyla Ruiz, que es de la provincia de la Libertad, le interesa.