Rafael Flechas Díaz cuenta cómo le hicieron un montaje, que acabó con su carrera política y casi acaba con su vida

El exdiputado y excongresista duitamense decidió hablar con Boyacá Sie7e Días, según él, para tratar de limpiar su nombre y el de su familia.

Asegura que una denuncia sobre unas irregularidades se terminó convirtiendo en un vía crucis de 20 años. Rafael Flechas dice que no odia a nadie, ni siquiera a los testigos que se prestaron para hacerle un montaje que lo llevó a la cárcel, que acabó con su vertiginosa carrera política y que casi termina con su vida.

¿Quién es Rafael Flechas Díaz?

Un abogado que nació en Duitama hace 64 años y se desempeñó como concejal de Tibasosa y de Duitama, diputado en dos periodos, conjuez del Tribunal de Santa Rosa de Viterbo, fue representante a la Cámara y parlamentario andino. 

¿Qué fue lo que pasó con un proceso que acaba de fallar a su favor?

Fue una injusticia, un montaje criminal en mi contra, un daño completo el que hicieron conmigo. Una batalla que tuve que adelantar durante 20 años hasta demostrar mi inocencia. Lo más grave de todo esto no es lo que dijeron los testigos falsos, sino que la Corte Suprema de Justicia les creyó y al creerles, lógicamente las autoridades de menor jerarquía no podían ir por un camino diferente al de la Corte.

¿Cómo comenzó todo esto?

Esto se originó a raíz de una denuncia que formulé en contra de José Benigno Perilla, entonces gobernador de Boyacá, en razón a un anónimo que me daba cuenta de que el gerente de la Licorera venía haciendo unas acciones indebidas y se lo informé al contralor Ramiro Avella y este, ante la gravedad de los hechos, denunció a la Fiscalía y conformaron un grupo de investigación que llevó a la detención del gerente Óscar Rincón Albarracín.

¿Y qué tenía Usted que ver con la Licorera de Boyacá?

Absolutamente nada. Lo que ocurrió es que el gerente se entera de que yo fui el que denunció y me hizo un montaje completo en mi contra y la propia Corte Suprema de Justicia dictó medida de aseguramiento en mi contra y hasta me pusieron preso. Pero como el gerente estaba siendo investigado y condenado, buscó la rebaja de pena edificando pruebas en mi contra. Fue un montaje maquiavélico.

¿Y en dónde estuvo privado de la libertad?

A mí me enviaron inclusive a La Modelo y me tuvieron detenido también en una casa fiscal. “No hay duda que edificaron un entarimado criminal en contra del congresista”, dijo el magistrado. Esto afectó mi carrera, mi vida, a mi familia, mi salud. Es que no era necesario detenerme, sino investigarme. Se apasionaron y no investigaron, lo que les importaba era detenerme.

¿De qué lo acusaban a Usted, por qué lo detuvieron?

Dijeron que el señor Óscar Rincón, que era el gerente de la Licorera de Boyacá, había pagado por mí la construcción de unos reservorios de agua por un monto de 700 mil pesos, que había pagado por mí la administración de mi oficina que costaba 19 mil pesos y que él había consignado por mí en la reparación de un automóvil en la Mazda; esos fueron los cargos y todos resultaron siendo falsos. Pero, además, eso no tenía nada que ver conmigo. Todo mi proceso fue por 19 mil pesos que valía la administración de mi oficina y 700 mil por hacer un reservorio de agua. Y esos recibos resultaron falsos.

¿En dónde se dio su detención?

Eso fue algo muy infame, algo que muestra la sevicia con la que manejaron todo esto: yo estaba listo para tomar el micrófono en Duitama para hacer un debate sobre unos actos muy graves que ocurrían en ese momento en el departamento y ahí me raparon el micrófono y me sacaron como el peor delincuente delante de todo el mundo y esto me hizo mucho daño, y desde luego a mi familia. Eso fue terrible: en esa época había unas casas cárceles y allá estuve un poco de tiempo, con esa prisión domiciliaria, pero también me llevaron inclusive hasta a la cárcel La Modelo.

¿Y cómo hicieron, o para qué todo eso?

Pues para acabar conmigo. Óscar Rincón, que era el gerente de la Licorera, a su vez era el presidente del consejo de administración del edificio de la Cámara de Comercio donde yo tenía mi oficina, y la administradora, que era cercana a él, falsificó unos documentos y certificó que el señor Rincón había pagado por mí la administración. Y esto también logré demostrar que era falso.

El mismo gerente de la Mazda dijo que su firma en esa factura había sido falsificada, que el sello no correspondía y algo similar ocurrió con el recibo de administración y lo de los reservorios. Es muy importante que la gente se entere cómo hicieron un entarimado criminal en contra de este parlamentario.

¿Y esto acabó con su vida pública?

Pero por su puesto. Sin embargo, mi trabajo había sido tan importante que, en mi última salida democrática años después de todo esto, en el 2014, logré 180 mil votos en todo el país como candidato al Parlamento Andino. Yo tenía una carrera política muy importante, pero me hicieron un daño muy grave. Es que detener a una persona es matarla en vida.

¿A quiénes condenaron por el montaje
en su contra del que habla?

A Gloria Elizabeth Carvajal Pedraza, a Esperanza Acevedo Torres, a Jaime Parra Pamplona y a Luz Amanda Sandoval Poblador por falso testimonio y por fraude procesal en documento privado, porque engañaron a la justicia, a la Corte Suprema. Y al señor Óscar Rincón, además de haberlo condenado por los delitos que cometió como gerente de la Licorera, también lo condenaron por el montaje aberrante que maquinó en mi contra: peculado y celebración indebida de contratos, también por falso testimonio y fraude procesal.

Lo grave es que la misma Corte les creyó y, como era lógico, las demás autoridades de menor jerarquía pues tuvieron que hacerle caso a la Corte. Finalmente, no les quedó otro camino que absolverme, pues logré demostrar que eran falsos y todos fueron condenados, hasta terminaron en El Barne.

¿Es ahí donde viene su demanda contra el Estado?

Claro. Como finalmente y después de todo lo que me hicieron fui absuelto, pues demandé a la nación, integrada por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y por la Fiscalía. No había necesidad de que me privaran de la libertad. Por eso demandé a la nación por intermedio de la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la Nación.

¿Cuándo salió el fallo que busca limpiar su nombre?

Los términos aún están en trámite, pero tan pronto se levante, cobra vigencia la sentencia que se acaba de conocer.

¿Después de estos 20 años de lucha, cree en la justicia?

Pues este es un proceso en el que se demuestra hasta dónde se puede llegar a equivocar un juez y causar un daño de estas características. Este proceso tuvo todas las instancias: la Fiscalía dictó resolución de acusación, acusó ante los jueces del circuito, los jueces condenaron y La Corte Suprema de Justicia también. Fue una seguidilla de errores. 

¿Cómo logra demostrar su inocencia?

Todo se dio hasta el final, precisamente porque el proceso que se había surtido contra los testigos falsos, llegó por parte de ellos mismos hasta la instancia de casación y fue ahí donde se dieron cuenta que había dos fallos que se interrelacionaban. Fue la misma Corte la que determinó que se había edificado un montaje criminal en contra mío. 

¿Se siente satisfecho con el fallo e indemnización?

No, no me siento satisfecho, ya que el daño que hicieron en mi persona y en mi familia fue muy, pero muy grave. Es muy importante para mí y para mi familia, pero no es suficiente para resarcir el daño inmisericorde que cometieron con una persona inocente. Es lamentable que la justicia se haya prestado para esto: jueces, fiscales y magistrados equivocados en mi contra. Esto demuestra que el ser investigado por la Corte no es una garantía como muchos creen; aclaro que la Corte como institución es muy importante, pero lo que no se puede permitir es que un magistrado, en este caso de la Sala Penal, se equivoque de esta forma.

¡Pero lo indemnizaron con 500 millones de pesos!

La verdad es que en un caso como este lo que menos interesa es el tema económico, máxime si se tiene en cuenta que es una indemnización por el daño que me hicieron no solo a mí, sino a mi familia. A mis hijos y a mi familia los matonearon y los estigmatizaron. Pero, además, son tantos los fallos de estas características y el daño que hace al presupuesto de la nación, que hay que esperar hasta cinco años para que se haga el desembolso.

Aquí lo verdaderamente esencial es la reivindicación de un líder que luchó mucho para llegar a donde llegó, para que por una equivocación de jueces y magistrados causaran semejante daño. Naturalmente que esto contribuye y lo recibo con mucha humildad, es un triunfo que dedico a la gente que creyó en mí, a quienes me apoyaron desde mis inicios en la junta comunal.

¿Y no deberían ser castigados los magistrados y jueces que se equivocaron?

Pues existe una figura que es la acción de repetición y desde luego que le corresponde a la rama judicial interponer esa acción. Es que el presupuesto de la nación se ve gravemente afectado precisamente por la cantidad de procesos que hay a causa de la privación de la libertad de manera injusta. La detención es algo tan grave como la misma muerte y más de un hombre público, y eso es muy grave. Los inocentes detenidos y los terroristas en la calle. En mi proceso hubo de todo, hasta la valoración probatoria la cambiaron.

¿Para qué debe servir su fallo?

Además de buscar limpiar en parte el daño que le hicieron a mi nombre y a mi carrera, debe servir para que, en lo sucesivo, los jueces, magistrados, tengan en cuenta el daño que pueden hacer a la responsabilidad que tienen al dictar una orden de captura, porque lo que uno se da cuenta es que en nuestro país le creen más al delincuente que a la misma persona investigada. Es que fueron dos procesos por vías diferentes que llegaron a la misma Corte y fue la Corte la que terminó reconociendo que se había equivocado y terminó condenando a los testigos y absolviéndome e indemnizándome a mí.

¿Y no es culpa también del sistema judicial?

Pues claro, porque un testigo no puede ser comprado, pero la misma justicia les ofrece dádivas a los testigos. Esa figura de la rebaja de penas por delación lo que hace es poner precio, valor a la declaración del testigo y eso ha generado una completa corrupción. En Colombia ha hecho carrera el que el testigo falso contribuya a la injusticia. A quien engaña a la justicia se le debe duplicar la pena, el castigo.

¿Guarda rencor por alguien?

Yo no guardo ningún rencor, luché mucho sí y en mi condición de abogado logré demostrar que era inocente. No tengo rencores, solo el objetivo de que la gente se entere de lo que hicieron conmigo. Aquí hubo una persecución en mi contra, por el solo hecho de ser congresista y de proyectarme cada vez más en mi carrera política. Es que yo nunca tuve nada que ver con la Licorera de Boyacá. Yo ya no tengo rencor ni con el magistrado que me condenó, pero se equivocó. Uno de los magistrados que dictó mi detención había sido profesor mío.

¿Qué ha sido de su vida en los últimos años?

Fueron 20 años de lucha, 20 hasta que lo logré. Mi última intervención en política fue en el año 2014 cuando me presenté como candidato al Parlamento Andino y alcancé 180 mil votos, desafortunadamente el voto en blanco nos ganó. Me he dedicado a mi profesión como abogado litigante y la combino con la agricultura y la ganadería; a eso estoy dedicado, a disfrutar de mi familia y alejado de la vida política, no he participado, ni opinado de ese tema. Alterno mi domicilio entre Duitama y Tunja.