Las plagas y enfermedades que han azotado a la humanidad

A lo largo de las diversas épocas de la historia de la humanidad, las enfermedades infecciosas se han encargado de segar la vida de millones de personas de todo el mundo.

La gran epidemia de la Edad Media fue la conocida peste negra o bubónica, que asoló a toda Europa
La gran epidemia de la Edad Media fue la conocida peste negra o bubónica, que asoló a toda Europa

Según su poder de destrucción, su rápida propagación y su capacidad de afectar a determinado grupo humano, estos azotes de insalubridad se clasifican en epidemias, endemias y pandemias.

En la antigüedad todas las plagas se llamaban pestes y una de las primeras que se recuerda es la de Atenas, que fue la más devastadora que sufrieron los griegos. Llegó de Etiopía y según las investigaciones se trató de fiebres tifoideas que afectaron a unas 50.000 personas, aunque algunos historiadores hablan de 300.000.

En el siglo II, en tiempos de Marco Aurelio y quien fue una de sus víctimas, los romanos tuvieron su peste que se llamó Antonina. Fue devastadora en la capital Roma y se extendió por toda Italia. Los síntomas eran ardor en los ojos y en la boca, sed y abrasamiento interior, fetidez en el aliento, piel enrojecida, tos violenta, gangrenas, delirios y muerte a los nueve días.  

El también emperador Justiniano sufrió los rigores de la peste justiniana que se originó en Egipto y comenzaba por una fiebre súbita, seguida de hinchazones en las axilas, los muslos y detrás de las orejas. Fue una mezcla de varias infecciones como la peste bubónica, la viruela y el cólera. Fue terriblemente letal, pues mató a más de 600.000 personas.

La gran epidemia de la Edad Media fue la conocida peste negra o bubónica, que asoló a toda Europa desde mediados del siglo XIV y pudo llegar de la India a través de los comerciantes italianos que mantenían relaciones mercantiles con el continente asiático. Llegó a exterminar a los dos tercios de la población, estimada en 25 millones de personas muertas, y generó una gran despoblación principalmente en el campo.

De igual modo, está el cólera con su acción devastadora en Francia e Inglaterra durante el siglo XIX y que dejó cerca de 20.000 víctimas. Aunque ya está casi erradicada en los países industrializados, en algunos países de África o Suramérica aún sigue cobrando víctimas.

Entre 1918 y 1919 se presentó la gripe española, una de las pandemias más letales de la historia de la humanidad, ya que acabó con la vida de 50 millones de personas. En 1957 apareció la gripe asiática, una pandemia que fue una combinación de gripe humana con una gripe de patos salvajes. Se estima que acabó con la vida de más de un millón de personas.

La gripe de Hong Kong, que se conoció como H3N2, se dio entre 1968 y 1969 y fue una combinación del virus aviar y una gripe humana. Fallecieron más de 40.000 personas.

En 1980 apareció el temible VIH-Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) y cuyas víctimas se estiman en más de 25 millones de personas alrededor del mundo, siendo los muertos en su mayoría del continente africano.

El síndrome de las vacas locas brotó en 1990 y generó enorme pánico en el planeta debido a que corrió la alarma de que podía transmitirse con facilidad al ser humano. Se estima que las víctimas superaron las 200 en 11 países.

En Corea, en 2003, se supo de la existencia de la gripe aviar que acabó con la vida de 250 personas, mientras que miles de aves tuvieron que ser sacrificadas para controlar la enfermedad.

Una de las últimas pandemias, que prendieron las alarmas en varias regiones del mundo, fue el virus pandémico AH1N1, cuyos primeros casos se dieron en Estados Unidos y México. Enfermedad similar a la influenza producida por un virus de origen porcino. Se estima que mató en todo el mundo entre 151.700 y 575.400 personas.

Hace poco más de 10 años a raíz de esta pandemia, precisamente, se presentaron las imágenes de multitudes con tapabocas que le dieron la vuelta al mundo y que son las mismas que de nuevo se observan a raíz del coronavirus.

Debido a su rápida expansión, el virus del ébola obligó a la OMS a declarar la emergencia sanitaria internacional en 1975 cuando apareció. Su poder aniquiló a más de 1.069 personas en 60 lugares distintos del oeste de África.

En ese recuento, también están enfermedades infectocontagiosas como la viruela, que acabó con millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que esta ha sido totalmente erradicada.

Así mismo, se destaca el escorbuto, enfermedad endémica en los viajes transoceánicos y también en los países del Norte durante la Edad Media, de donde viene su nombre. El escorbuto acompañó a los marineros españoles y portugueses durante años.

Si los españoles llevaron a América la viruela, sucumbieron allí con frecuencia de fiebre amarilla. Con frecuencia se producían brotes en los meses de verano y desaparecía durante las estaciones frescas. La enfermedad no brotó solo en la época de la conquista, sino que se extendió hasta el siglo XIX.

Aunque su origen se remonta al Renacimiento, es una enfermedad exclusiva del hombre que llegó a Europa procedente de América. Probablemente se propagó por Europa tras el sitio de Nápoles en 1495. Fue contagiada por los españoles a las prostitutas italianas y se propagó por toda Europa. A comienzos del siglo XX, el 15 por ciento de la población europea la padecía, entre ellos Beethoven, Oscar Wilde, Colón, Baudelaire, Van Gogh, Nietzsche, James Joyce y Hitler.    

Si bien el polio se conoce desde hace tres milenios, su vacuna tiene poco más de medio siglo. De hecho, algunas de las epidemias más importantes se dieron en países como Suecia o Estados Unidos, siendo conocida la que se desarrolló en Nueva York en los años veinte y que contagiaría al presidente Franklin Roosevelt.

La malaria, también conocida como paludismo, mata a más de medio millón de personas al año, principalmente en África. Gracias al DDT desapareció de Europa, donde era endémica en países como Grecia o Italia. En España pasó de 400.000 casos y más de 1.300 muertes en 1943 a desaparecer por completo en la década de los sesenta.

A causa de la gripe española de 1918, el departamento de Boyacá sufrió los rigores de esa pandemia que atacó a los habitantes del altiplano cundiboyacense. El virus, un subtipo del H1N1, llegó a esta región del país por carretera en octubre de 1918 y dejó un rastro de 2.800 defunciones en una población de 58.600 habitantes.

Una investigación que realizó personal del Museo de Historia de la Medicina y la Salud de Tunja demostró que esta región fue la más afectada, después de la ciudad de Bogotá, en términos de mortalidad por la epidemia de gripe española.

Otro hecho histórico y bien particular, lo protagonizó la imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, durante su primera peregrinación, que se llevó a cabo el 3 de diciembre de 1597.

Ese día, el cuadro fue sacado por primera vez de su santuario en la Ciudad Mariana y fue llevado a Tunja, donde permaneció mes y medio, con el fin de buscar la sanación de los habitantes que sufrían una epidemia de viruela.