Júpiter: un caso entre millones

La ley 1774 de 2016 contra el maltrato animal reconoce a los animales como animales sintientes y proscribe que sean tratados como cosas, evitándoles el dolor y el sufrimiento sobre todo aquel que pueda ser causado por los humanos.

Y establece como principios que el trato a los animales debe basarse en el respeto, la solidaridad, la compasión, la ética, la justicia, la erradicación del cautiverio y del abandono, del maltrato, la violencia y el trato cruel.

Pero nuestra cultura es violenta y las víctimas siempre serán los más débiles: niños, mujeres, ancianos y animales; no basta que una norma establezca lineamientos o penalice conductas, mientras no se tome consciencia de las consecuencias de estos actos.

El caso del león Júpiter es escalofriante; ver las fotos de su estado de abandono es indignante y lo peor es que es la realidad que deben vivir miles de animales como caballos, burros, perros, gatos, aves enjauladas y especímenes salvajes en cautiverio, entre muchos otros. Duele ver a Júpiter.

Albert Schweitzer, premio Nobel de la Paz en 1952 dijo que “cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente está en peligro de menospreciar también la vida humana” y no cabe duda que así es.

Quien maltrata a un animal, fácilmente puede atentar contra la integridad o la vida de cualquier persona. La pregunta obligada es cómo es posible que este león estuviera en tan lamentable situación de salud estando bajo la “protección” del Dagma.

Con buen atino la Fiscalía a través del Grupo especial Gelma inició la investigación en este caso, pero no es suficiente. Se debe educar en el respeto y el cuidado del medio ambiente y de todas las especies de fauna y de flora. Empecemos por algo.