Pese a la evolución de los tiempos el debate sigue ocasionado graves perjuicios tras errados conceptos sobre los tipos de música que hacen parte de nuestro folclor.
Los estudios señalan que el folclor es el conjunto de tradiciones, costumbres, hábitos y saberes de una región que se traduce en la cultura de los pueblos.
Entendido esto en su contexto, es importante que los niños desde su etapa cero conozcan, experimenten y vivan esas manifestaciones natas que les proporciona su entorno, sus padres que son su primer contacto, su hogar que es su primera sociedad y luego el colegio que se convierte en el escenario de su formación.
La música y los conceptos identitarios juegan un papel preponderante en esta etapa de la vida porque es allí donde se adquieren los hábitos para empezar a estructurar eso que conocemos como ‘criterio propio’ y nos permite distinguir, calificar y clasificar para luego formar el gusto.
Escuchar un bambuco, un pasillo o un vals colombiano no debe ser atado únicamente al concepto de ‘querer lo nuestro’ porque además de permitirle al niño relacionarse con sus aires, lo que se está logrando es acercarlo a conceptos estéticos que, traducido de otra forma, no es más que incentivarlo a escuchar y hacer buena música.