Se nos fue Catalino Parra, grande de los Gaiteros de San Jacinto

Aunque estuvo varios días hospitalizados, Parra murió mientras se encontraba en la casa de su hija en el barrio San Fernando.
Aunque estuvo varios días hospitalizados, Parra murió mientras se encontraba en la casa de su hija en el barrio San Fernando.

Por: Ricardo Bautista Pamplona
Director General Boyacá Sie7e días

Siguen partiendo uno a uno los grandes juglares del folclor nacional.

Esta vez se trata del tamborero principal de los Gaiteros de San Jacinto aplaudido en varios escenarios del mundo y quien inmortalizó canciones como el Morrocoyo.

Tras la muerte de Catalino Parra no han dejado de sonar los cantos acompañados por el golpe de tamboras y otros instrumentos genuinos de este género como la gaita y el llamador. Dice su familia que antes de su partida él les pidió que no lo cargaran y que no quería luto. “Yo quiero que me canten, yo quiero que me bailen, yo quiero que el día de mi muerte sea un fandango”

Y es que así efectivamente despiden al maestro en Soplaviento Bolívar donde nació y en donde desarrollo su accionar artístico, convirtiéndose en el precursor de una leyenda que sacó del anonimato a los sonidos de la tambora y los puso a deambular por el mundo.

A los 95 años de edad murió la noche del pasado viernes en Cartagena este juglar que era además el último de los fundadores de los premios Grammy Latinos “Los Gaiteros de San Jacinto”.

En Boyacá son muchos los grupos que interpretan esta música y especialmente en el sector de los universitarios, escuchamos herederos de su legado golpeando con ahínco los cueros hasta arrancar esos compases que ponen a andonear las caderas y anidan murmullos en las gargantas como si se tratara de un ritual nacido en las lejanías del mestizaje indígena.

Su hijo Catalino Jr., dijo a Boyacásie7edias que muchos de los versos de su padre se quedarán para siempre, como aquellos que repetía mientras se mecía en su hamaca guindada a los palos de su estancia: “Que viva la ronda ronda, la ronda con vino y ron, alegres todos estamos que viva la concepción”.

Que viva por siempre el maestro Catalino Parra y que el eco de su tambora viva también en el recuerdo de un extenso y sonoro calderón…