Retos de una Política Penitenciaria – Heraclio Fernández Sandoval, exgobernador de Boyacá.

Aunque con frecuencia se comenta acerca de reformas de la justicia penal, pocos las relacionan con el manejo penitenciario y carcelario, cuando es su verdadero complemento.

Si bien es cierto que se opina frecuentemente sobre la crisis de estos establecimientos en nuestro país, no se tiene en cuenta que en parte obedece a fallas de la propia justicia, especialmente relacionadas con la exageración de medidas de aseguramiento, no obstante que la privación de la libertad debería ser la excepción y no la regla.

Desde luego, esto contribuye al alarmante hacinamiento que se vive allí a diario y que dificulta la aplicación correcta del sistema de redención de penas por trabajo y estudio y otras actividades, como el medio más importante para la reinserción social.

Naturalmente que la reducción de las penas en proporción de un día por cada dos de trabajo, estudio, enseñanza u otra actividad, constituye un gran incentivo para que el interno busque ocuparse en alguna de estas y el Estado en la obligación de facilitarlas.

No es regalo simplemente, sino algo que se gana. No es sólo beneficio para el interno y su familia, sino para la sociedad en general porque se evita la reincidencia o por lo menos se disminuye.

Es bueno también para el Estado, y si se busca la inversión de la empresa privada, podría mirarse hasta la autofinanciación de algunos establecimientos de reclusión. Recordemos cómo “la ociosidad es la madre de todos los vicios”.

De ahí que no ocupar al interno podría convertir a estos establecimientos en escuelas de delincuencia. Por razones de espacio, continuaré más adelante en estos temas.