Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la zozobra es inquietud, aflicción y congoja del ánimo, que no deja sosegar, o por el riesgo que amenaza, o por el mal que ya se padece.
Este verbo puede emplearse con referencia a naufragar, venirse abajo, perder, fracasar o al hecho de sentirse inseguro debido a la incertidumbre.
Pues hoy no hay un término más apropiado para referirse al inicio del mes más importante para el comercio y la economía local y regional en Boyacá que el de zozobra, porque este no es un fin de año cualquiera, sino un mes que podría convertirse en un diciembre negro.
Desde el pasado 21 de noviembre se ha venido adelantando una protesta nacional contra diferentes medidas del gobierno de Iván Duque, pero es una reclamación que se está convirtiendo en un monstruo de mil cabezas, alimentada por el máximo nivel de odio de clases, la xenofobia, el irrespeto a la autoridad y, lo más grave, en medio de unas redes sociales envenenadas y en una polarización política sin precedentes en nuestro país.
Y como si todo esto fuera poco, ambientada por una situación de rechazo y reclamaciones multitudinarias en Ecuador, Chile, Bolivia y Venezuela.
Es precisamente por esto que la zozobra se ha apoderado hasta de los más optimistas en un departamento como Boyacá, que es ‘diciembre dependiente’