Como ocurre cada cuatro años, este diciembre será diferente en la mayoría de municipios.
Un fin de año un poco triste, melancólico y si se quiere hasta con un ambiente enrarecido todo por cuenta de la despedida de un gobierno, cuyos integrantes en su mayoría tienen la cabeza puesta en que a partir del 31 de diciembre a la medianoche serán unos desempleados más.
No debería ser así, pero así es. El ímpetu del alcalde y su equipo no es el mismo del primer, segundo y hasta tercer año de gobierno.
Ya no se preocupan tanto por el alumbrado, por el pesebre, por el programa para cautivar visitantes. Sí visitantes a los que no les importa quién gobierna o quién es el que llega, lo que buscan es eso que tradicionalmente han encontrado en estas localidades de Boyacá que como ya es costumbre, para fin de año se convierten en una especie de pesebre, en el atractivo para la época de Navidad.
La invitación entonces para los mandatarios a los que aún les quedan 32 días de mandato, para que salgan por la puerta grande, para que entiendan que el Estado debería funcionar como una empresa en la que sin interesar si hubo relevo en la gerencia, debe continuar con su producción.
A ustedes los eligieron para gobernar cuatro años y aún les queda un mes, no vayan a ser inferiores a la encomienda que les dio el pueblo.