La inducción para alcaldes y gobernadores electos que organizaron la Escuela Superior de Administración Pública (Esap) y la Presidencia de la República, durante tres días en Bogotá, dejó claro que muchos de los mandatarios -como ha ocurrido tradicionalmente no tenían ni idea de a qué se van a enfrentar en los próximos cuatro años.
Así es: para quienes pensaban que lo duro había sido la campaña, que lo duro era trasnochar, madrugar y convencer a las mayorías para vencer a los contradictores en las urnas, la respuesta es NO, y se la dieron los ministros, directores, gerentes y demás funcionarios del Alto Gobierno que participaron como ponentes durante la agenda de capacitación, en la que obligatoriamente tenían que participar los 1.102 alcaldes del país y los 32 gobernadores. Lo duro, lo fuerte, lo realmente complicado apenas está por empezar.
Municipios endeudados, con miles de problemas, sumidos en un atraso histórico y hasta, en muchos casos, en la desidia, en la anarquía, pero también en otros casos con resultados y gestión que salta a la vista, que fueron recuperados por su antecesor, o por los últimos gobernantes, es decir que en ambos casos heredan un legado difícil de superar.
Sí señores electos: ganar el pasado 27 de octubre no era sino un peldaño más en este objetivo que solo se podrá celebrar o lamentar el 31 de diciembre del 2023. Esto apenas comienza.
Demuestren para qué era que querían que los eligieran.