Paro ambiental

Varios colectivos ambientales anunciaron su presencia en el paro nacional para protestar en contra de la deforestación, el fracking y la pesca de tiburones.

También marcharán para exigir la protección de los páramos y de los glaciares, y en defensa de integridad de los líderes sociales que abogan por el bienestar de los recursos naturales, se oponen al desarrollo de proyectos extractivos e interceden por el respeto a las vocaciones económicas sostenibles de los territorios.

A estos reclamos legítimos y válidos, que muchas veces son acallados con demandas e intimidaciones de los agentes del Estado, de actores ilegales o anónimos, se suman otras exigencias que los ciudadanos deberían hacer a los gobiernos, en lo local, regional y nacional, para buscar respuestas oficiales efectivas a conflictos que hoy comprometen la subsistencia de muchas especies.

La marcha del 21 es propicia para reclamarles a las autoridades de Boyacá por la ausencia de una política pública que permita hacerle frente al cambio climático, para exigirle a los alcaldes acciones urgentes en materia de disposición de residuos sólidos y de ordenamiento territorial, y para llamar la atención ciudadana frente al excesivo consumo de plástico, de empaques y de productos de un solo uso.

Este debe ser un paro para el reproche, para auto reclamarnos por nuestra apatía frente al deterioro de los bosques, las fuentes de agua, el aire y la vida silvestre.

Este debe ser un paro que nos cuestione sobre el estilo de vida que llevamos y el modelo de desarrollo del cual hacemos parte.

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