Los labriegos le llevaron la limosna a su santo patrono en Monguí. La ofrenda de comida y dinero.
Los mejores frutos y cosecha que recogieron este año los campesinos de las nueve veredas de Monguí le fueron llevados a San Isidro Labrador.
Como ya es tradicional, cientos de feligreses acuden cada año hasta el parque principal para entregar la ofrenda al santo patrono. Es una especie de trueque por todas las bendiciones en la labranza, una paga por los favores recibidos en los cultivos.
“Le entregamos lo mejor de nuestra parcela: las papas más grandes, los fríjoles, las mazorcas y las habas más gruesas, e inclusive la gallina o el pollo más gordo”, asegura con una sonrisa en su rostro la señora Margarita Nontoa.
¿Y qué hace con toda esa bendición de cosecha San Isidro?
Pues en esta oportunidad la junta de priostos de la fiesta fue la encargada de hacer el remate de las huertas para recoger los dineros que se destinarán a ‘Los primeros auxilios de la capilla de San Antonio’, obra que está liderada por el párroco municipal Oscar Pinzón, para tratar de proteger este monumento nacional, mientras en el Ministerio de Cultura se da luz verde a la restauración de dicha infraestructura histórica.
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