¡Y ahora qué!

Cumplida la jornada electoral del 27 de octubre quedamos a la expectativa de lo que vendrá de la mano de los ganadores.

La democracia participativa impuso el voto programático para alcaldes y gobernadores, atado a la posibilidad de la revocatoria del mandato para aquellos dirigentes incumplidos. Sin lugar a dudas, el compromiso que más valorará el pueblo será el de mantenerse al margen de la corrupción.

El llamado contundente a todos los que tomarán posesión el 1 de enero de 2020 es el de hacerle honor a su palabra, el de honrar a sus electores con el cumplimiento fiel de su labor y con la transparencia que debe guiar cada una de sus acciones. Queremos verlos trabajando por y para sus comunidades.

Es mucho lo que hay por hacer en materia de lucha contra la pobreza, generación de empleo, salud, educación, movilidad, infraestructura; por los niños, por la equidad de género, por la tercera edad, por las personas en situación de discapacidad, por la comunidad LGBTI.

Hacer obras de infraestructura funcionales, no elefantes blancos. Al margen de apasionamientos personales, creencias religiosas y prejuicios heredados, les pedimos facilitar la creación de políticas públicas que incluyan de manera efectiva a todos los sectores y grupos poblacionales.

El servicio público requiere entusiasmo, pasión y una altísima dosis de altruismo. Esperamos mucho de los nuevos dirigentes y además de quienes desde concejos y Asamblea ejercerán el control político.

No se dediquen a satisfacer intereses propios, por favor. No nos defrauden.