El asqueroso circo político

¿Y sin embargo preguntamos por qué nuestro país está cómo está? La contienda política no es precisamente una lucha por convencer a los electores con las mejores ideas, con las mejores propuestas, con plantear las mejores soluciones.

No. El proselitismo político se ha convertido en un pulso de estrategas maquiavélicos detrás de los candidatos, en el que se busca asestar diferentes golpes de forma rastrera al contendor para tratar de quitarlo de en medio.

Sí, así, literal. Que con quién se tomó la foto, que si se confundió en la cifra, que si pronunció mal el nombre, que si una familiar del candidato tiene amante, que si le iba bien o mal en el estudio, que cómo se vistió la esposa, que si es amigo o trabajó en el equipo de zutano o megano, en fin… Hasta ahí cero propuestas.

Sí, esa es la asquerosa práctica en la que hemos caído en Boyacá desde hace décadas. Una carrera de malabaristas sobre una cuerda, en la que gana el que logre llegar al final con el menor número de errores, ese que logre superar los sacudones y los palos en la rueda que le atraviesan desde las otras campañas para no dejarlos llegar.

¿Hasta cuándo esta dañina práctica? Mídanse con propuestas, con capacidades, con altura y gallardía señores candidatos. Dejen de condenar a sus comunidades a vivir en este nauseabundo circo.