Biólogos de Corpoboyacá resaltan que las plantas y animales no domesticados que habitan un lugar sin haber sido intervenidos por los seres humanos son necesarios para la supervivencia del hombre y el normal funcionamiento de los ecosistemas del planeta.
Estas especies de fauna y flora pueden ser encontradas en todos los ecosistemas como desiertos, bosques tropicales, páramos y otras áreas. Sin embargo, la vida silvestre alrededor del planeta sufre, de un modo u otro, el impacto de las actividades humanas.
Se calcula que la vida silvestre o vida salvaje se ha reducido en un 52 % entre 1970 y 2017, según un in-forme de World Wild life Fund.
De acuerdo con el mismo informe, los más afectados han sido los animales salvajes debido a la modificación de sus hábitats, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación de los ecosistemas, el cambio climático y el tráfico legal de fauna silvestre, siendo este último, uno de los principales factores para la desaparición forzada de algunas especies o el ponerlas en riesgo de amenaza.
Es necesario que los animales y las plantas se mantengan en su ecosistema pues forman parte de la cadena trófica o alimenticia. Además, se encuentran articulados en el medio natural para hacer las veces de controles biológicos sobre otras especies que, en su ausencia, pueden convertirse en plagas, desencadenando problemas de tipo sanitario y económico.
Son necesarios para los procesos de polinización de las plantas y dispersión de semillas debido a las interacciones que tienen con plantas de diferente nivel. Por lo anterior, Corpoboyacá conserva la vida silvestre en las áreas protegidas. Actualmente, esta entidad ha declarado nueve Áreas Protegidas y administra cuatro del orden nacional para un total de 154.000 hectáreas en protección regional.
Igualmente, la Corporación invita a la población en general a promover la conservación de fauna silvestre y por eso implementó la campaña “Tu casa será su Cárcel” contra el tráfico ilegal de fauna silvestre.