En Tibasosa, un Festival para el corazón y el paladar

El Festival Nacional de la Feijoa, un verdadero escenario para exaltar el arte y la cultura

Por: José Ricardo Bautista Pamplona, Director Boyaca7dias.

Este evento, que por sus particulares características se ha convertido en agenda única donde los asistentes pueden disfrutar de una variada programación artística, a la vez que degustar los manjares elaborados a base de Feijoa, llega a sus 35 años de existencia.

El Festival Nacional de la Feijoa, un verdadero escenario para exaltar el arte y la cultura.

Cómo no recordar a los “patriarcas” y las “Matronas” que fundaron este Festival con el sano propósito de exponer a propios y visitantes las benevolencias y propiedades de la Feijoa que se da y abunda en las huertas de esas imponentes casas solariegas de Tibasosa, donde al estilo del pintor e hijo ilustre de esa villa Orlando López, las calles parecen congeladas en el tiempo y los balcones se enaltecen salpicados por geranios y bugambiles.

Hoy y tras las dinámicas actuales, la corporación sigue viva y el relevo generacional ha sido evidente con la aparición de nuevos líderes que se juegan el todo por el todo, venciendo las vicisitudes y enfrentando la crudeza de las realidades económicas para no dejar morir este evento que forma parte de la huella identitaria de los tibasoseños.

Durante este puente festivo los que arriben al “Jardín de Boyacá” podrán disfrutar, entre otros momentos del Encuentro Nacional Infantil de Intérpretes de la música colombiana, que para esta oportunidad trae a una de las compañías más destacadas del país, quienes harán un recorrido por la geografía folclórica de la patria, al igual que duetos, solistas vocales e instrumentales que tienen en este espacio una oportunidad de oro para dar a conocer su talento.

El Encuentro de Cantautores reúne a los más versados compositores del país y el departamento, que comparten con el público la intimidad de sus versos y narran en amenas tertulias públicas, los hechos que inspiraron sus canciones.

De la misma forma las agrupaciones de expresiones populares y carrangueras, así como los máximos exponentes del pasillo, el torbellino y el bambuco desfilan por la tarima, como si quisieran entregarle desde ese balcón mágico, la mejor serenata a Colombia.

Y como si fuera poco a los costados de la pintoresca Plaza Principal de Tibasosa, se ubican los stand y las carpas, para que los empresarios de la agro industria exhiban y vendan sus productos y deleiten el paladar de sus huéspedes de honor, que por estos días llegan a Tibasosa con los más exquisitos y exóticos platos extraídos de este bendito fruto y donde no solo hay lugar para los postres, sino hasta para la ya tradicional lechona elaborada a base de Feijoa.

Desde siempre hay una corte de ángeles vigilando desde la distancia celestial su festival, esos hombres y mujeres que “amaron a su tierra como a su mamá”, como dice Héctor Vargas en su canción y al que se sumó el alma del célebre “Doctor Hernández”, como solían llamarle su pueblo y sus amigos y quien en las últimas décadas se convirtió en vigía y centinela de este evento, en cuya memoria se realiza también esta versión, más aun cuando el festival hoy exalta el Bicentenario, esa historia por la que él tanto trabajó y ese Cerro de la Guerra que describía con pasión y exactitud en sus amenas tertulias.

Desde hoy, cuando el alcalde de Tibasosa y los directivos de la Corporación de la Feijoa hagan la apertura oficial, un gran evento quedará servido a la mesa y el arte y el folclor serán el sublime solaz que arrulle entre bambucos, pasillos y torbellinos el corazón de los que arriben al bello Jardín de Boyacá.

 

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