Humano, el gran enemigo de la fauna silvestre

Con dos agujeros en su caparazón, evidentemente desnutrida, deshidaratada y con pocas posibilidades de vivir, llegó una tortuga morrocoy al Centro de Rehabilitación de Corpochivor.

Tener fauna silvestre como mascota o comercializarla es considerado un delito.

Luego de varios meses de cuidados, dieta alimenticia y lograr que no temiera volver a su hábitat natural, el equipo de trabajo de la Corporación hizo su liberación en una zona protegida lejos de la mano del hombre. Situación similar han vivido cientos de animales que estando en las casas de los boyacenses tienen pocas posibilidades de vida.

En lo corrido de 2019, entre Corpochivor, Corpoboyacá y la Car Cundinamarca han atendido más de 120 animales que son recuperados del cautiverio, ya sea por entrega voluntaria, los han encontrado deambulando en calles de las ciudades y/o municipios, o han sido incautados por la policía Ambiental.

Las Corporaciones recuerdan que el tráfico de fauna silvestre es un delito y que a extracción de estos animales para tenerlos como mascotas han llevado al borde de la extinción a animales boyacenses como el mono araña, la tortuga morrocoy, el paujil pico azul, muchos loros y guacamayas. Corpochivor asegura que los animales que más atienden son osos andinos, tortugas morrocoy, periquitos aliamarillos y venados cola blanca.

Mientras que desde la Car informaron que están en el proceso de construcción de su propio Centro de Recuperación, pero en la actualidad trabajan en convenio con la Corporación de Chivor a donde recientemente trasladaron un zorro perruno y también trabajan en la recuperación de un águila de páramo, además de cinco loros.

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