Se acerca el Encuentro que reúne la ‘paisanada’ en Bogotá

Para nadie es un secreto que la colonia más grande que existe en la capital de la república es la de nuestros coterraneos, que las grandes empresas existentes en la metrópoli son de emprendedores de ‘la tierrita’ y que hasta una de las más importantes avenidas de Bogotá lleva el nombre de la cuna de la libertad.

Este encuentro de boyacenses llega este año a su versión 17 y viene cargado de música, gastronomía y artesanías para que le pase la voz a sus familiares en la capital del país

La cercanía del departamento con la ciudad del cerro de Monserrate ha sido cada vez más estrecha y la doble calzada aproximó, aún más, geográficamente a Tunja con ésta, la capital de todos los colombianos.

Allí, en esa ‘mole de desarrollo’ se encuentran palpitando más de dos millones de almas Boyacenses que viven sus costumbres y disfrutan de cada espacio que tienen para el reencuentro con su identidad, la gastronomía y por supuesto la música que llevan galopando en su corazón.

Omar Sánchez Guarín, es un duitamense que desde muy temprano llegó al distrito capital en busca de sus sueños, como llegan todos los que emigran de la ‘colcha de retazos’ en pos de esas ilusiones, sembradas en las parcelas de su natal Boyacá y luego llevadas a la capital, como lo describe Jorge Velosa en su rumba carranguera ‘La china que yo tenía’.

Este empresario fue cimentando cada día más en la inmensa urbe el arraigo por la palabra Boyacense y dio inicio a unas tertulias donde las rumbas, el torbellino, la copla coja y la poesía eran el insumo permanente para volver a oler esa tierra de esperanzas que se añora más cuando se está lejos. Así nacen estos encuentros, una grandiosa jornada que convoca a los paisanos en la capital de la república para disfrutar de la música carranguera y degustar esos platos que evocan nostalgias y hacen retoñar suspiros, porque el paladar también tiene memoria.

El acontecimiento anual ha tenido varios escenarios: El colegio Don Bosco y ahora el Colegio Iném de Kenedy, una especie de ciudadela estudiantil, al sur de la ciudad en donde se congregan más de 30.000 personas durante dos días para gozar de las manifestaciones castizas y echar las penas al viento al son de requintos, tiples, guacharaca, guitarra y uno que otro sorbo del ‘zumo de maíz’. Para este emprendedor dedicado a la seguridad, quizá su oficio de prestar vigilancia a través de su entidad a diferentes estamentos públicos y privados del país, es un pasatiempo porque su vida entera la dedica a organizar y gestionar recursos que le permitan cada año hacer su ya tradicional programación, pues para él ese objetivo es el que literalmente “le quita el sueño”.

La comida de Boyacá en un solo lugar cada año. Por eso miles de personas acuden al colegio Inem de Kenedy a darle gusto a la muela.

En los Encuentros Boyacenses se hallan los productos más genuinos del departamento, se realizan las ferias artesanal, gastronómica y agroindustrial, se recuerdan los juegos autóctonos como el trompo, la rana y los encostalados, se saborean los platos típicos como la mazamorra chiquita, los indios, el cocido, el mute, longaniza, piquete, almojábanas, arepas, mantecada, génovas y la bebida más tradicional de nuestro departamento: la chicha, apodada por nuestros campesinos como el ‘sagrado sorbo’. Éste evento toma más fuerza cada año, desde su creación en 1996, con un gran despliegue de medios donde la grandeza y la identidad de la ‘región de la manta real’ se pone en la vitrina de Colombia para compartir con la patria un pedacito de ese ancestro que se cuida como la guaca más preciada y se quiere como a la mama.

Muy bien por los Boyacenses que colonizan otras tierras para sembrar en su suelo las esperanzas de un pueblo que, aunque estigmatizado por la envidia y la desunión, es más solidario cada día gracias a esta clase de actividades donde el abrazo se encuentra con otro abrazo y la “paisanada” se reúne en torno al fogón de sus más férreas tradiciones.