Con motivo de las obras que adelanta el Gobierno departamental, a través de su Secretaría de Infraestructura para reparar el llamado Puente Pinzón, se le ha dado a un grupo de alcaldes del norte de Boyacá por reclamarle a Carlos Amaya para que los trabajos se adelanten durante las 24 horas.

Dicen usuarios de la vía encabezados por los mandatarios, que la vía alterna por el lado de El Espino-Capitanejo-Soatá es muy peligrosa. Y puede que tengan razón y desde luego que es entendible la reacción de los alcaldes no solo por el peligro de la alterna, sino por el incremento en el tiempo de recorrido y por la incomodidad que genera esta carretera que en varios tramos es una completa trocha.

Que un desprevenido usuario reclame trabajos las 24 horas del día es entendible, pero que lo hagan los alcaldes, esos mismos que contratan a constructores que se tardan hasta años en obras que se podrían terminar en semanas, no deja de llamar la atención. Claro que los usuarios tienen la razón de reclamar, que las obras generan incomodidad y que los alcaldes están en su derecho de advertir para evitar quedar incomunicados y ni más faltaba que estén preocupados.

Desde luego que entre más rápido se logre terminar mejor, pero no se debe perder de vista la importancia de este puente que de llegar a colapsar sería mucho más grave.